jueves, 9 de agosto de 2012


LA  REVOLUCIÓN  DE  BALTA EN CHICLAYO

            La situación en el Perú en el año de 1867 no era de la mejor, a las rebeliones iniciadas, le siguió la de José Vicente Ampuero que se alzó el 14 de octubre en la ciudad de Trujillo, el Prefecto José Zavala salió a combatirlo y resulto muerto en la reyerta.

            José Balta tomó la capital liberteña y se pronunció por la destitución del Presidente, rebelándose en contra del Gobierno de Manuel Prado, el 24 llegó a Huanchaco procedente del puerto del Callao la corbeta “América” a bordo venían 200 soldados de infantería gobiernista al mando del comandante Febres, su desembarco fue protegido por un batallón de caballería venido de Chiclayo al mando del coronel Bernal, ambos militares marcharon hacia Trujillo a combatir la insurrección, Balta ya se había marchado de Trujillo y se posesionó en Otuzco.

            El Gobierno en este momento crucial que vivía el país, creyó conveniente nombrar como Prefecto del departamento de La Libertad al experimentado coronel José Bernardo Goyburu. (12)

     El día 22 de noviembre en Chiclayo, un grupo de personas comandadas por el capitán Marcos Barrantes y el alférez Carranza hicieron un pronunciamiento en contra del gobierno de Prado y en apoyo a José Balta declarando a Chiclayo como “Provincia Litoral”.

            Esa misma noche 200 hombres voluntarios formaron un grupo  armado compuesto por chiclayanos y motupanos, luego de lanzar vivas al coronel  Balta se dirigieron a la ciudad gobiernista de Lambayeque atacándola a las 5 de la mañana del día 23. En una hábil estrategia los lambayecanos dividieron su fuerza en dos grupos, lo mismo tuvieron que hacer los chiclayanos, una parte peleaba por ocupar la ciudad y otra siguió a la fuerza del subprefecto de Lambayeque que había transpuesto la rivera del río, posesionándose en ese sector  se defendió de los chiclayanos. 

            El coronel Bernal a su regreso de Trujillo, se dio con la noticia del ataque y se dirigió hacia Lambayeque, el contingente de chiclayanos se encontraba débil por que había sido dividido en dos grupos, la situación favorecía a Bernal, quien los atacó con todo, el subprefecto al ver la llegada del ejército no dudo en contraatacar, los chiclayanos al verse superados por las fuerzas y casi derrotados se replegaron para regresar a su ciudad, fue herido y capturado junto a otros baltistas el motupano Anselmo Prada. (13)

Balta ingresó a Chiclayo al medio día del 6 de diciembre, al frente de 200 hombres debidamente armados, con una regular cantidad de municiones y dos cañones pedreros. Secundado por el coronel Silvestre Gutiérrez, el comandante Rafael Benturo, el capitán Felipe Matute y como su secretario Don Ricardo Palma. Habiéndose debidamente instalado y luego de conversar con las autoridades y con el pueblo chiclayano, acuerdan declarar a la ciudad de Chiclayo como sede de su cuartel general, convirtiéndose en una ciudad revolucionaria.

      En el tiempo que estuvo José Balta en la subprefectura de esta provincia, tuvo un buen desempeño, se ganó el cariño y la admiración de todos los chiclayanos, por lo que el apoyo incondicional que recibió fue inmediato. En los siete primeros días se dedicaron a levantar barricadas de adobe de 1.50 metros de altura y en doble hilera, tapiando las calles transversales trasformando en un solo corredor las calles: Las Mercedes (Siete de Enero) y San Cayetano  (José Balta). Cercándose los lados este, sur y oeste de la ciudad.

También se cavaron trincheras en  el contorno de la ciudad con el fin de no dejar ingresar al enemigo, se fortaleció la casona de adobe del Don Manuel Maradiegue que se ubicaba en la esquina de las calles Las Mercedes y San Francisco (Hoy 7 de enero e Izaga) en donde se ubicaron los cañones, eligiendo como su cuartel general  el local del colegio de Chiclayo ubicado en el Convento Franciscano al lado de la Iglesia “Matriz” que también se fortaleció. Se recluto a 600 hombres y se les armó con rifles, escopetas, pistolas, machetes y puñales.

El día 12 de Diciembre arribó a esta ciudad para combatir a los insurrectos, el Ministro de Guerra coronel Mariano Pío Cornejo, al mando de casi un millar de efectivos, repartidos en dos batallones pertenecientes al regimiento “Húsares de Junín”,  cuatro  obuses y  cuatro  cañones de 12”. Llegó acompañado por su estado mayor conformado por los coroneles Benigno Febres, Juan H. Vernal y Juan Luna, los comandantes José Hoyos y Pedro Larraña, instalando su cuartel general en el molino “Solf”, desde allí dominó la parte sur de la ciudad. Además recibió el apoyo de unos 43 hombres que comandaba el Subprefecto de Lambayeque Don Antonio Pastor. Ese mismo día tres soldados gobiernistas se pasaron a las filas rebeldes.

El día 13 los sitiadores se atrincheraron y tomaron posiciones, luego enviaron emisarios para pedir la rendición incondicional de la plaza; pedido que fuera rechazado, en respuesta los gobiernistas realizaron un brutal bombardeo a la ciudad.

El día 14 a las 6 mañana alrededor de 400 soldados de infantería atacaron apoyados de un nuevo bombardeo; el ataque  duró más de cuatro horas, fue rechazado por los locales. Ante la imposibilidad de ingresar a la ciudad, dada la tenaz defensa que se ofrecía, los gobiernistas se retiraron dejando tras de ellos 80 muertos y llevándose 5 heridos; contra 20 muertos y 3 heridos del lado baltista.

Los días 15 y 17, son de combate intenso y muy azarosos para nuestros conciudadanos, la ciudad soportó un incesante fuego de artillería acompañado de un nutrido tiroteo, que causó la muerte de 4 soldados y de 6 civiles, y la destrucción de varias viviendas,  El hecho más resaltante fue que durante esos tres días cerca de 200 soldados gobiernistas que conocían la personalidad y la entereza del coronel Balta se pasaron a sus filas.

El día 18 Balta, ejecuta una acción de comando con puñal en mano, con hombres entrenados en la lucha de cuerpo a cuerpo, pero fue rechazado por el enemigo, en el ataque murieron  6 soldados y 4 fueron heridos. El 19 y 20 siguen con el bombardeo a la ciudad, con el saldo lamentable de 8 civiles muertos.

El día 21 al promediar el medio día, 8 soldados  del lado gobiernista se pasan al lado rebelde. El día 23 los señores Don Abelardo González y Don Matías Herrera en una acción furtiva, logran hacer llegar a los rebeldes una piara de mulas y burros con 80 quintales de pólvora y 680 libras de plomo que habían llegado por barco a San José. Por su parte los sitiadores dispararon una andanada de balas de cañón y fuego de francotiradores. El día 24 de diciembre Balta intenta otro ataque relámpago en las líneas enemigas, pero es rechazado con un saldo de 7 muertos y 7 heridos.

La Navidad de 1,867 fue la más negra que se haya pasado en Chiclayo, pues las fuerzas de Mariano Pío atacaron intensamente las trincheras del lado de la “Verónica”, este ataque fue valientemente rechazado por los rebeldes que perdieron 1 hombre y otro resultó herido.

Para el día 27 a bordo del vapor “Chalaco” los gobiernistas reciben 150 hombres de refuerzo,  100 balas de cañón, municiones y granadas. El día 28 y después de dos días de descanso es atacada la trinchera de la “Verónica” con resultados negativos para los sitiadores. 

El día 30 la ciudad es sometida a un intenso bombardeo, poniendo especial énfasis en castigar al fuerte Mariadegue que permanecía como un baluarte de la zona sureste de la ciudad, un numeroso grupo de soldados arremeten nuevamente por el lado de la “Verónica” pero Balta hábil estratega ya se había adelantado a este nuevo ataque, mando con anticipación, que un grupo de soldados se ocultasen más allá de sus líneas, los atacantes fueron envuelto por dos fuegos, sorprendidos huyeron dejando 68 muertos y muchos heridos, por el lado baltista hubieron 28 muertos y 12 heridos.

En el primer día del nuevo año de 1,868 fue de triunfo para los baltistas, pues en una rápida acción se atacó con fuerza  la trinchera de la “compuerta” dando muerte a unos 20 soldados tomando 20 fusiles y municiones, retirándose con 5 heridos.

En los días subsiguientes y hasta el 6 de enero bombardearon el fuerte “Maradiegue” y la Iglesia “Matriz”; se produjeron combates de ataque relámpagos y tiroteos a las trincheras de la “Verónica” y las que quedaban a la espalda de la colonial Iglesia Matriz.

En la tarde el fuerte luego de minarlo fue desocupado estratégicamente, la tropa gobiernista ingresó tomándola sin defensa alguna y cuando ya estaban apostados un buen número de ellos, se hizo volar la casa, con el enemigo a su disposición se procedió a eliminar a los que huían y se detuvo a los que estaban heridos.

El día 7 de Enero con la misma estrategia se procedió a abandonar las defensas del lado norte, y el contingente al mando del coronel Pío Cornejo ingresó a la ciudad, sin darse cuenta que eran guiados por los milicianos de Chiclayo, por las calles San Cayetano y Las Mercedes al parque principal, se producían, por ratos, lucha de cuerpo a cuerpo, pero igual se continuó con la táctica de llevar al contingente por esas estrechas y largas calles, cuando llegaron al parque un disparo de cañón fue el aviso de ataque, de los techos de las casas de ambas calles y del contorno del parque salieron los baltistas abriendo fuego cruzado, produciéndoles innumerables bajas al enemigo, que entró en pánico y se retiró. El saldo para los gobiernistas fue fatal: 190 muertos, 180 heridos y 130 prisioneros; los baltistas fueron hacia el cuartel de Pío Cornejo, al no encontrarlo, como represalia, quemaron el molino Solf.

La revolución había triunfado en Chiclayo, Balta emocionado por el apoyo recibido por los chiclayanos se dirigió al pueblo y dijo: “Amigos la redención de la patria es vuestra obra, ella también está obligada a recompensar dignamente vuestra abnegación. Pocos días más y a vosotros deberá la República su libertad y el restablecimiento del principio legal, porque la victoria no abandona nunca a un puñado de valientes que han salido a inmortalizar hoy el nombre de Chiclayo”,

En una de las misivas que envió  al Ministro Polar el 9 de Enero,  donde le narraba el desarrollo de lo acontecido, expresó que “habían sido 26 días de asedio y encarnizados combates, todos han sido valientes, en Chiclayo no ha habido un solo cobarde”.

El balance final de esta lucha por la Presidencia de la República costó la vida de 576 personas, hubo 346 heridos, 415 casas destruidas por lo tanto igual número de familias damnificadas, el costo monetario en reparaciones ascendió a 136,000.00 pesos que se pagó con la plata de todos los peruanos. (14)

El 29 de enero el coronel Balta arriba a la ciudad de Lima y depone al vicepresidente general Luís La Puerta, asumiendo el mando de una nación sacrificada con tantas revoluciones. El 6 de febrero se convocan a elecciones generales, las mismas que se llevaron a cabo el día 6 de abril, se presentaron como candidatos el “Héroe de Chiclayo” Don José Balta, el civil Manuel Toribio Ureta y Manuel Costas, Balta ganó por abrumadora ventaja que le dieron los colegios electorales, juramentó y asumió al poder  el día 2 de Agosto.

Eric Mendoza Samillán
Del libro “Lambayeque en el siglo XIX”

lunes, 6 de agosto de 2012

LAMBAYEQUE DURANTE LA GUERRA DEL PACIFICO

El 12 de Febrero de 1,879 el gobierno de Chile declaro la guerra a Bolivia, posteriormente el día 5 de Abril amplió su pretensión expansionista declarando la guerra a nuestro país, guerra en la que no solo perdimos una buena parte de nuestro suelo patrio, sino que también sufrimos humillaciones y vejaciones, los chilenos tuvieron un comportamiento inhumano e hicieron gala del dicho de Breno “Hay de los vencidos”.

A los políticos nacionales no les tomo tan de sorpresa esta declaratoria por parte de Chile, al principio, la reacción del peruano común y corriente fue la de mantenerse indiferente al problema de la guerra. José Gómez Cumpa en su trabajo “Economía agraria de Lambayeque y la guerra 1879 – 1886”, nos manifiesta lo siguiente: “Es necesario señalar la precariedad y la poca importancia real que se dio inicialmente a las noticias de la guerra, el ambiente provinciano simplemente tuvo un ingrediente más para las disputas caudillescas tan comunes en la vida política local de la época”

En el departamento las autoridades algo pretendieron hacer y elaboraron un proyecto para preparar a los ciudadanos a defender la patria, había que enseñarles a manejar un arma o un rifle, darles una instrucción militar que al entrar a un combate les permita eliminar al enemigo.

Se procedió a dividir el departamento en 9 zonas (Cuadro Nº 1), cada una a cargo de un militar, en algunos casos se nombró a civiles a los que se les improviso un rango castrense que en la práctica no supieron impartir instrucción, o simplemente nadie asistía a estas convocatorias.

CUADRO Nº 1

Zona 1: Lambayeque, San José, Mórrope, Batán Grande, y Mochumí a Jayanca; al mando del sargento mayor Rafael Delgado.

Zona 2: Jayanca a Olmos, La Viña y Salas a Cañaris; al mando del sargento mayor Félix Barandiarán.

Zona 3: Ferreñafe, Chacupe, Capote, Picci; al mando del coronel Juan Manuel Iturregui y Montalvo.

Zona 4: Pomalca, Combo, Chiclayo, Samán, Collud, Calera, Calupe, Pucalá; al mando del capitán Cipriano Jiménez.

Zona 5: Reque, Monsefú, Pátapo, Tumán, San Miguel, Chongoyape, Carvajal, Luya, Vista Alegre, Bella Vista, Vista Florida, Miraflores; al mando del coronel Manuel Diez.

Zona 6: Lagunas, Villa y Puerto Eten, Santa Rosa, Pimentel, Cayalti, Chumbenique, Salitral, San Antonio a cargo del sargento mayor Germán Cáceres.

Zona 7: Rafán, Ucupe, Palomino, Otra Banda, Potrero, Viña, Culpón, Oyotún; al mando del sargento mayor Ricardo Baca.

Zona 8: Sipán, Pampa Grande, Tablazos, Huaca Blanca, al mando del sargento mayor Abelardo González.

Zona 9: Tabacal, Almendral, Tinajones, Carniche, al mando del sargento mayor Nicolás Salazar. (1)

Sir Clements Robert Markham en su libro titulado “La Guerra entre Perú y Chile”, que fuera traducido al español por Manuel Beltroy, manifiesta en las páginas 200 y 201, lo siguiente:

“Durante el mes de setiembre se organizó una expedición chilena fuerte de 3,000 hombres y se le encomendó a cierto capitán Lynch perteneciente a la escuadra chilena y de origen irlandés. A la sazón que contaba cerca de sesenta años, pero que todavía era activo y enérgico, … las instrucciones del capitán Lynch, estaban en absoluta pugna con los usos bélicos de las naciones civilizadas. Al comenzar esta gira los jefes chilenos, habían declarado que sus tropas no harían la guerra a la propiedad privada; que solo iban a pelear con el enemigo en campaña; que los intereses y la honra de la población civil estarían cobijados por el glorioso pabellón chileno; que traían protección a todos los habitantes pacíficos y desarmados y que sus personas y propiedades serían sagradas e inviolables (2)

Durante el conflicto bélico pusieron en práctica una táctica contraria a la que pregonaron, que fue criminal y despiadada. Impusieron exorbitantes cupos de guerra: a las ciudades con destacado movimiento comercial y si se negaban hacerlo, quemaban sus más importantes edificios públicos También se impuso este mismo pago a ciudadanos acaudalados y a compañías importantes.

El Prefecto Federico Ríos escribió en su memoria lo siguiente “Las huestes chilenas que invadieron este departamento, antes y después del desastre nacional, se olvidaron de los principios de la guerra usados en los pueblos cristianos, llevaron por todas partes la devastación y la ruina a muchas personas, cuya riqueza privada impulsaba antes el desarrollo comercial e industrial del departamento. Al retirarse dejaron nuestros pueblos en el más lamentable estado de miseria y frustración”. (3)

Robert Markham en su libro, en referencia, continúa diciendo que: “Ordenose a Lynch que arrasase todo el litoral peruano, desde el Callao a Paita, y aquél cumplió sus instrucciones al pie de la letra, arruinando dondequiera tanto la propiedad pública como la privada. Los daños que causó no sólo en los puertos marítimos de Huacho, Supe, Salaverry, Trujillo, Pacasmayo, Chiclayo, Eten, Lambayeque y Paita, sino en todas las villas, haciendas y plantaciones, fueron incalculables.…..las casas que se incendiaron fueron regadas previamente con petróleo y otras sustancias igualmente inflamables”.

La prioridad que tuvieron los chilenos, fue la de cortar los ingresos que permitían al Gobierno Peruano, abastecerse de dinero para comprar armas y pertrechos. Su principal blanco fueron las grandes haciendas que tuvieran ingenios azucareros y las industrias más rentables, su servicio de inteligencia había determinado, que de las haciendas del Norte, salían los recursos que utilizaba el Perú para enfrentar la guerra.

En las ciudades del departamento así como en otras del país sus hijos se ofrecieron como voluntarios para defender su patria, los flamantes soldados reclutados -alrededor de 300- fueron distribuidos en dos batallones de infantería. El 25 de Abril el pueblo de Chiclayo, en colecta pública logró reunir lo suficiente para armar y vestir un escuadrón de caballería al que denominó “Huáscar”, el mismo que partió a la ciudad de Lima.

El 24 de setiembre de 1,880 las fuerzas chilenas llegaron por mar a las costas de Lambayeque a bordo de los cruceros “Itata” y “Copiapó” y de las corbetas “Chacabuco “ y “O’Higgins”, desembarcaron durante dos días en Puerto Eten sin encontrar resistencia alguna, bajaron a tierra 2,700 hombres de infantería, artillería y caballería, cañones, armamento y 300 caballos.

Capturaron el telégrafo, se apropiaron de la mercadería que se encontraba en los almacenes de la aduana, quemaron las oficinas de la compañía del ferrocarril y el de la Aduana Mayor, destruyeron toda clase de embarcación que pudiera significar un peligro para ellos, luego de obligar a reparar la avería producida a propósito al tren, se embarcaron hacia la ciudad de Chiclayo seguidos por la caballería, causando pánico en los pueblos de Eten y Monsefú.

Lynch al llegar a esta capital tampoco encontró resistencia alguna, siendo su primera acción la de hacer quemar los locales de la prefectura, de la Caja Fiscal, de la subprefectura, el Palacio Municipal y la torre del reloj público. Saquearon los comercios que estaban ubicados en la parte central de la ciudad. Al molino Solf le robaron alrededor de 500 bolsas de arroz que tenían almacenados.

El Prefecto Manuel Aguirre huyó hacia el interior, abandonando a sus conciudadanos a merced de los ocupantes. Con respecto a este hecho, Heraclio Bonilla en su libro "Un Siglo a la Deriva", trascribe una carta que fuera enviada por Don Antero Aspillaga a su hermano Ramón, el 24 de octubre de 1880, en donde textualmente dice:

“Durante el día (24 de setiembre de 1880), el Prefecto recibió una nota del jefe de la expedición, señor Lynch, en la que le exigía la entrega pacífica de la plaza, imponiéndole a la vez un cupo de no se cuantos miles de soles de plata. La respuesta del Prefecto nos es desconocida, pero se nos asegura que ella no estaba concebida en términos convenientes y patrióticos y que comprometían de manera seria su patriotismo. Sin embargo, a pesar de esto, dicho funcionario, determinó abandonar la estación de Monsefú y a las 10 p. m. se dirigió con toda su gente a Chiclayo, de cuyo lugar salió en tren espacial a la hacienda de Pátapo para dirigirse de allí a Chongoyape. Esta población se quedó, pues, completamente sola, abandonada de las autoridades y resguardada únicamente por la guardia urbana compuesta de extranjeros, pues hasta el Alcalde Municipal y la mayoría de sus colegas habían abandonado la ciudad”

Los invasores instalaron su caballería en el local destinado para que funcione el hospital y la tropa en el local del colegio San José. Se impuso un cupo general al departamento de 150,000 soles de plata fuerte, señalando que era para todos los pueblos que lo conformaban y que lo pagarían de acuerdo a sus posibilidades.

En los días siguientes se publicó un bando en donde figuraban los pueblos, compañías, haciendas y empresas industriales que deberían de pagar el cupo de guerra: A la empresa del ferrocarril y muelle de Eten se le impuso el pago de 50,000 soles de plata fuerte y el uso del ferrocarril cuando lo estimasen conveniente; a la ciudad de Chiclayo 20,000; a Lambayeque 10,000; a Ferreñafe 6,000. Se les impuso un cupo de 1,000 soles de plata fuerte a las haciendas “El Combo”, “Cayalti” y “Ucupe”. La hacienda Pátapo de la familia chilena Ramos Viel izó la bandera de su país.

Los chilenos estuvieron en Chiclayo dos semanas, creando pánico en los sitios a los que llegaron, para lograr que se pagaran los cupos se quemaron las viviendas de los siguientes señores: José María Arbulú Clark ubicada en la calle San Cayetano (Balta); José Quiñones y Lastres ubicada en la calle Las Mercedes (7 de Enero); José Villasís ubicada en la calle Del Congreso (Elías Aguirre) y 5 casas más de las que no hay datos de su ubicación ni de sus propietarios. Lo mismo hicieron con la casa, galpones y sembríos de la hacienda “Vista florida”, igual suerte corrió parte de los sembríos de la hacienda “El combo”. Los pueblos de Eten y Monsefú fueron arrasados como ejemplo a los morosos. Los chinos y demás asiáticos traídos para la faena agrícola, colaboraban en cuanta barbaridad cometían las hordas invasoras en las haciendas y fundos de la localidad.

En octubre los cupos fueron rebajados a la mitad con la advertencia de que serian más drásticos en las represalias. Hay que resaltar el apoyo prestado a los chiclayanos sobre todo a las jovencitas, de parte de los señores Alfredo Lapoint dueño del molino “La unión” y Virgilio Dall’ Orso dueño del molino “Nacional”, quienes asilaron a esta gente durante la ocupación chilena, dándoles alimentación y seguridad, guardando las joyas y tesoros de las iglesias “Matriz” y “Verónica”. (4)

Asimismo la actitud valiente y desinteresada del Cónsul americano Carlos Montjoy, intervención que motivó que el invasor no fuera tan severo, sobre todo en la oportunidad en que se iba a quemar el “Teatro 2 de mayo”, el mercado, un colegio y el local del conocido “City Hall”.

El 8 de octubre se realizó el combate naval de Angamos, batalla en la que Miguel Grau al mando de monitor Huáscar fue derrotado, derrota que significo el avance incontenible de la fuerza naval chilena en toda la costa peruana. En esta gloriosa batalla se inmortalizaron los lambayecanos: capitanes de fragata Remigio Elías Aguirre y Diego Ferré Sosa.

Como las principales autoridades habían fugado con rumbo desconocido, tanto Monjoy como el vice cónsul inglés señor Fry formaron con ciudadanos extranjeros radicados en Chiclayo la “guardia de los neutrales”, para el cuidado de las propiedades abandonadas, que estaban siendo atacadas por delincuentes. Esta actitud de proteger la propiedad, fue tomada en vista de que los mismos chiclayanos eran los que terminaban los saqueos que iniciaban los chilenos. (5)

Bonilla trascribe en su libro en referencia, otra carta que fuera enviada por Don Antero Aspillaga a su hermano Ramón, el día 18 de octubre de 1880, en donde textualmente dice:

"Todo (en) Chiclayo ha sido vergonzoso, no por los chilenos, sino ¡pásmense!, por los robos de los mismos hijos de Chiclayo, la plebe más imbécil y degradada. No sólo formaban cola tras de los chilenos cuando incendiaban y sacaban muebles y artículos del país como arroz, maíz y luego los del pueblo chiclayano barrían y recogían con todo, sino que se han ocupado en denunciar, ¡ellos mismos! al Sr. Lynch y a los jefes, quienes eran los hijos del país que tenían fortuna; en fin todos los trapos sucios de la casa los mostraron".

En aquellos años los Editoriales de los diarios que circulaban en Lima y provincias, estaban llenos de un hondo contenido nacionalista, todos sin excepción se ocupaban de dar a conocer lo que sucedía en esta desgraciada guerra. El diario “La Patria” de la ciudad de Lima, aparte de fustigar al enemigo, informaba en todas sus ediciones, de las continuas remesas que enviaban los chilenos a su patria, de lo robado en el Perú. Las notas que publicaba las obtenía de los manifiestos que emitían los puertos; así como las que hacían los diarios mapochinos, sobre todo las que publicaba su homólogo chileno que circulaba en 1880.

“La Patria” en su edición N° 2916 de fecha 6 de diciembre de 1880, reproduce una nota chilena en la que daban a conocer que el día 27 de octubre; la nave “Itata” había traído del Perú, un valioso cargamento que además de arroz, azúcar, algodón y tabaco, habían enviado 8 cajones conteniendo diversas joyas en oro, plata y piedras preciosas que los chilenos quitaron, como lo que fueron, vulgares delincuentes, a los pobladores de Chiclayo, Eten, Ferreñafe, Lambayeque, Monsefú, San Pedro y zonas aledañas.

Esta es la relación de las joyas y dinero en efectivo que se envío en esa oportunidad:

• 11.80 kg. de joyas en oro. (Aretes, dijes, esclavas, cadenas y prendedores) con incrustaciones de piedras preciosas y/o con perlas.
• 71.15 kg. de plata chafalonía. (38.21 kg. provenían de San Pedro)
• 5.06 kg. de plata piña en bruto.
• 22.10 kg. de plata en barras.
• 139 anillos de oro.
• 06 anillos de oro con brillantes.
• 23 anillos de oro con diamantes.
• 11 anillos de oro con piedras preciosas.
• 11 relojes de oro.
• 7 relojes de plata
• 2 camafeos uno de oro puro y otro de oro con rubíes
• 112.50 gramos de perlas finas.
• 1,794.00 pesos de plata fuerte, proveniente de los cupos impuestos a los ciudadanos chiclayanos. Este pago que hicieron fue para salvar sus propiedades de ser robadas y quemadas.
• 3 diamantes para cortar vidrio.
• 1 cajita de oro conteniendo piedras preciosas.
• 1 huevo de madera finamente decorado, conteniendo un número no determinado de piedras preciosas.
• 10,688.50 pesos en moneda sellada.
• 29,050.00 libras esterlinas, cantidad cobrada como parte del cupo de guerra a las siguientes empresas extranjeras: 3,250.00 a la Compañía del Ferrocarril de Eten; 1,000.00 a la hacienda Cayalti; 24,800.00 a las haciendas y molinos de propiedad de extranjeros que se hallaban entre Chepén y la ciudad de Trujillo.
• 11,423.00 pesos de plata fuerte, cantidad cobrada como parte del cupo de guerra, de acuerdo a la siguiente relación: 1,923.00 a la ciudad de Chiclayo; 4,000.00 a la Ciudad de Lambayeque; 1,000.00 a la ciudad de Ferreñafe; 500.00 a la hacienda “El Combo” y 4,000.00 a la ciudad de Ascope.

Todo este contenido fue entregado al señor comandante en jefe, por la oficialidad del regimiento de línea Buin 1°; que se encontraba acantonado en la ciudad de Chiclayo, posteriormente remitido al cuartel general para su traslado a Santiago. (6)


A inicios de 1881 se consolido la invasión chilena en todo el Perú, al final de la guerra solo quedaron desgracias. Héroes lambayecanos como: Andrés Torres Paz, Juan Fanning García, Pedro Ruiz Gallo, Natalio Sánchez y muchos más ofrendaron su vida por una patria libre.

Luego de la batalla de San Juan el 13 y la de Miraflores el 15 de enero de 1,881, los invasores ocuparon Lima, avanzando luego por tierra hacia otras ciudades. El día 13 de Abril arribaron a Chiclayo los chilenos por segunda vez, esta vez bajo el mando del coronel José Urritel Urrutia, instalándose en los mismos lugares que ocupó la expedición Lynch, esta vez ocuparon y explotaron las islas Lobo.

Los chilenos convenientemente instalados, procedieron además a imponer cupos a exigir que el pueblo pague la manutención de su tropa de ocupación, tema que fue abordado por las autoridades locales nombradas en reemplazo de las que fugaron fuera de su circunscripción.

Los ciudadanos Manuel Mariadegui, Eugenio Moya, Mariano Polo, Ángel González, Benigno Bullón y Pedro Chalcatana, entre otros destacados chiclayanos, formaron parte de la “Junta económica auxiliadora” cuya misión fue dar solución a este requerimiento, logrando ponerse de acuerdo con los representantes de la Provincia de Lambayeque, y con los de los distritos de: Monsefú, Eten, Reque, Lagunas, Saña, Chongoyape, Picci y Chiclayo; a esta lista se sumaron los hacendados con propiedades en el departamento. En mayo de 1881 esta contribución llegó a la cantidad de s/. 54,000 soles de plata fuerte. (7)

Los usurpadores se hicieron cargo del muelle de Puerto Eten y cobraron los derechos por el uso, así como el impuesto por la importación y exportación de productos. El 17 de Mayo el general Baquedano contrajo una enfermedad y fue relevado del puesto, Lynch fue nombrado comandante general del ejército chileno de ocupación. El 31 de octubre el comandante Silvestre Uriza Garfias asumió el cargo de Jefe militar del Norte, región que abarcaba los departamentos de La Libertad, Lambayeque, Piura y Cajamarca.

El 24 de noviembre una expedición de 81 soldados chilenos capturaron en Mochumí a dos patriotas de la resistencia lambayecana que se encontraban reclutando gente para engrosar las fuerzas peruanas, estos valientes fueron ultimados en el mismo lugar, como señal de advertencia, en este pueblo se quedaron algunas horas esperando refuerzos. Luego continuaron su viaje hacia la hacienda del señor Barragán, al llegar iniciaron una búsqueda casa por casa, encontrando en una de ellas 20 fusiles, el peón que allí vivía fue fusilado y al hacendado se le impuso un pago de 1,000 soles de plata.

La actividad de la resistencia se dejaba sentir en los pueblos del departamento, coordinaban acciones con la de Piura, Cajamarca y La Libertad, sobre todo con la del chotano José Manuel Becerra. El 16 de diciembre el mayor de nacionalidad chilena Eulogio Villarreal fue enviado hacia el norte al mando de 130 soldados, con la finalidad de reunir más datos sobre pueblos, haciendas y fundos existentes en la zona y se les pueda cobrar el respectivo cupo de guerra, además para buscar a sus soldados desertores, visitaron los poblados de Túcume, Jayanca, Motupe, llegando a 10 leguas al sur este de Olmos.

De regreso y cerca al pueblo de Motupe fueron atacados por la resistencia lambayecana que dirigía el patriota Soberón, la fuerza local compuesta por 200 hombres armados con fusiles, machetes y puñales pusieron en fuga a los chilenos, quienes al verse superados se dirigieron hacia Lambayeque, desde donde solicitaron apoyo a la fuerza acantonada en Ferreñafe, los lambayecanos les habían ocasionado algunas bajas.

El día 18 regresaron a Motupe encontrándolo abandonado, solo había en el lugar algunos ancianos, el Jefe ordenó que se siguiera las huellas dejadas por los motupanos, en el camino 8 patriotas se les enfrentaron en una acción de sacrificio con el fin de que la mayoría de sus compañeros se pusieran a salvo, finalmente estos valientes fueron cercados y ultimados, al ver que les era imposible alcanzar al grueso de la columna patriota, los chilenos regresaron a Motupe y como represalia quemaron el pueblo.
Hacia el lado este del departamento fue otra expedición al mando del comandante Isidro Labra, cobraron cupos a las haciendas “Tinajones”, “Almendral”, “Tabacal”, “Pampa Grande” y al pueblo de Chongoyape.

El 20 de enero de 1,882 se desato una epidemia de “fiebre perniciosa” que se extendió por casi toda la costa norte, producto de este mal 16 soldados chilenos quedaron inválidos y 37 murieron, entre las víctimas se encontraba el coronel José Urritel Urrutia.

El 2 de Febrero el Gobierno Peruano nombró como Jefe de la región militar del Norte al Coronel Miguel Iglesias, quien convocó a una asamblea de la región. El 13 de mayo el comandante Demetrio Carballo Orrego asumió el mando de la fuerza invasora local, adoptando una posición más dura en contra de los lambayecanos. El 5 de julio incendiaron la caleta de San José al negarse sus habitantes a suministrarles pescado fresco.

La “Asamblea de Montán” que se realizó el día 31 de Agosto, eligió a Miguel Iglesias como Presidente Regenerador de Perú, a esta asamblea asistieron como representantes del departamento, los chiclayanos Manuel Revilla (titular) y Santiago Vásquez (suplente).

En las dos oportunidades en que las huestes invasoras ocuparon este departamento fueron la peor desgracia que hemos tenido, estos bárbaros no tuvieron contemplación alguna con nuestros antepasados, a los rincones a donde llegaron, llevaron desolación, angustia y lagrimas, muchos peruanos perdieron todo el trabajo de su vida en un momento, al ver como sus hogares eran destruidos; fueron ingentes sumas en dinero y alhajas las que robaron estos delincuentes. Algunos pueblos fueron quemados y se ultrajaron a sus mujeres, solo por el hecho de que sus habitantes ponían resistencia, Exigían que el cupo impuesto sea pagado en plata sellada. Algunos templos fueron saqueados de sus joyas, muebles y pinturas coloniales.

Destruían cultivos enteros y se llevaban los animales de labranza que luego eran sacrificados para su beneficio. Impusieron nuevos y exorbitantes precios a las aguas de regadío, haciendo más costoso de lo que ya era sembrar. Aumentaron el valor de la contribución predial e industrial y los cobraron anticipadamente. Impusieron un cupo de guerra a la exportación de azúcar y el cobro del impuesto a la patente profesional, de arte e industrial.

Se implantó y se exigió el pasaporte, aún para salir solo a cien metros del pueblo, se emitieron boletos de ocupación que cobraron sin excepción de persona, incluso a menores y extranjeros. El coronel chileno Herminio González impuso una multa de 50,000.00 soles de plata a Chiclayo, como castigo por que sus ciudadanos en su mayoría no reconocían como Presidente al general Miguel Iglesias, muchos prefirieron ir a prisión y a otros se les sometió a vejámenes.

En ocasiones uno que otro soldado chileno aparecía muerto en la calle, si este había sido asesinado, los soldados reunían a todos los hombres del vecindario aplicándole la cuenta del “quinto”, este quinto significaba contar en forma sucesiva separando 5 personas, a los que les tocaba este número eran fusiladas en el acto, sino encontraban hombres reunían a las mujeres y por sorteo les cortaban un seno. (8)

Como resultado de la ocupación, los sureños extrajeron de las islas Lobo cerca de 130,000 toneladas de guano, que fueron vendidos a los Estados Unidos de Norteamérica. La hacienda “Cayalti” de la familia Aspillaga pago el cupo de 1,000 soles de plata impuesto al pueblo de Saña, aún cuando nadie le pidió hacerlo, ya que sabían que este préstamo era imposible de cobrar a un pueblo pobre que solo tenía como garantía sus tierras, iniciándose así un largo periodo de usurpación de tierras comunales, que trajo como consecuencia el alzamiento de los sañeros en 1,913 Este movimiento encabezado por José M. Cachay, fue reprimido violentamente por las fuerzas del orden, causando, entre estos muchas víctimas.

El escuadrón de caballería “Huáscar” integrado por lambayecanos formó parte del batallón de caballería “Rímac”, esta fuerza fue sorprendida en la quebrada de Lurín, los chilenos ocasionaron muchas bajas a este cuerpo por lo que tuvieron que rendirse. Uno de los batallones de infantería formó parte de regimiento “Libertad” que luchó valientemente en la batalla de San Juan, luego de esta derrota los sobrevivientes se reagruparon formando el batallón “Lambayeque” que intervino en la batalla de Huamachuco.

Entre los héroes de esta guerra se encuentran los lambayecanos: capitanes de fragata Remigio Elías Aguirre y Diego Ferré Sosa muertos en la batalla de Angamos; el teniente coronel Pedro Ruiz Gallo que murió manipulando un torpedo de su invención; José león en Arica; Miguel Orbegoso en Tacna; el teniente coronel Natalio Sánchez, el capitán de navío Juan Fanning, José A. Torres Paz, Mariano Pastor, José Falen, Rosendo Izaga, Antonio Rojas, Martín Martínez, Manuel González, Francisco José Esquén, José Espinoza, Francisco Manuel Rosado, José Valverde y Pedro Zambrano en la batalla de Miraflores. Eduardo Gallo en el Campo de la Alianza; el teniente, Lorenzo Pallesca, Manuel Vilela, Calixto Soto, Francisco Vallejos, Manuel Seclén, Francisco Suárez en la batalla de San Juan; Jacinto Pastor en el Morro Solar; Juan Antonio Balcázar, Pedro Gómez y Bernardo Uchofen en Chorrillos. Cabe resaltar las históricas palabras del mártir lambayecano Juan Fanning García, cuando en su lecho de muerte pronuncio la frase “Muero por la patria”.

Además lucharon valientemente nuestros codepartamentanos: capitán de fragata Leopoldo Sánchez Calderón, los sargentos mayores Augusto B. Leguía Alcedo, Santiago Luís González, Santiago Paredes, Luís Mesones, Francisco Quiñones y Lastres, Manuel Ojeda, Pedro Aricochea, el subteniente Luís Castillo Muro y el maquinista del buque de guerra “Talismán” Manuel Antonio Mesones Burga.

El 26 de Julio de 1,883 el ejército invasor desocupó el departamento y al retirarse desmantelaron las instalaciones portuarias y malograron lo que no pudieron llevarse de las Islas Lobo, también se llevaron el faro de Puerto Eten, la calma volvió, pero se reanudó la lucha interna por el poder.

El gobierno de Iglesias, nombró interinamente a don Baltasar García Urrutia como Prefecto y Comandante General del Departamento de Lambayeque, ni bien recibió el encargo del Gobierno Regenerador se hizo cargo de la Conducción Política y Militar del Departamento. Su primera disposición fue la de restablecer el ejercicio de la leyes de la Nación y el acatamiento a las disposiciones emanadas por la Asamblea Regional que funciono en Cajamarca. (9)

El 22 de Noviembre se nombró como Prefecto a Don José Iraola, al hacerse cargo encontró una severa crisis económica debido a que los chilenos habían cobrado impuestos y contribuciones adelantadas a diciembre, también había la necesidad de nombrar un apoderado fiscal y la formación de un nuevo padrón de contribuyentes ya que el que existió había sido quemado por los chilenos. (10)

Se formaron comisiones con el fin de restaurar o construir los locales públicos que habían sido atacados por los chilenos, teniendo como principal objetivo los edificios de la Municipalidad, el de la prefectura y la Torre del Reloj, el local del Colegio San José fue dejado en pésimas condiciones; los presupuestos de cada uno de los inmuebles fueron presentados al Ministro del Ramo, pasarían algunos años para que se pudiera iniciar la construcción o reconstrucción según el caso.


BIBLIOGRAFIA

1. “Economía agraria de Lambayeque y la guerra 1879 – 1886”
José Gómez Cumpa
Revista de análisis del norte “Alternativa”
Director Walter Marcelo Vargas.
Julio de 1992 –Nº 17

2.- “La Guerra entre Perú y Chile”,
Sir Clements Robert Markham. Londres 1882
Traducida por: Manuel Beltroy.
Editorial Universo. Lima 1922

3.- Memoria de Prefecto del departamento de Lambayeque
Coronel E. P. José Miguel Ríos.
Chiclayo, enero 1° de 1,878

4.- Lambayeque durante la guerra con Chile
Eric Mendoza Samillán
Revista dominical del Diario “La Industria”
Chiclayo, 2 de marzo de 1,986

5.- La guerra del Pacífico, Volumen II
Lambayeque en la coyuntura de la guerra del Pacífico
Wilfredo Kapsoli Escudero. Lima, Perú – 1,884

6.- Diario “La Patria”
Hemeroteca de la “Biblioteca Nacional del Perú”
Director: Jesús Obin
Lima, 6 de diciembre de 1880

7.- “Economía agraria de Lambayeque y la guerra 1879 – 1886”

8.- Lambayeque durante la guerra con Chile.

9.- Centro de Estudios Históricos Militares del Perú.
Decretos Nº 1 y 2 de fecha 26 de Julio de 1883

10.- Centro de Estudios Históricos Militares del Perú.
O. L. 550 - 151

Eric Mendoza Samillán
Del libro "Lambayeque en el siglo XIX."

viernes, 14 de agosto de 2009

LA MASONERIA Y SU APORTE EN LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ



“Mucho se ha escrito y hablado de la filiación masónica de Tomás Catari y de Túpac Catari, de los que lamentablemente no quedan constancias. Sin embargo se debe apreciar el hecho de la presencia de masones ingleses en las filas de ambos insurrectos en 1781, mencionado por varios escritores, los que llegan hasta describir una ceremonia masónica celebrada en Tiquiña por Túpac Catari. (Del libro: “Sociedades Secretas, Políticas y Masónicas”. Autor: Martín Lazcano. Buenos Aires. Argentina).

La masonería es una Escuela de Aprendizaje, en donde preparan a sus adeptos a llevar una vida dentro de los valores morales, imparte enseñanza de las Artes liberales y les inculcan el deber de proteger al desamparado y defender al oprimido, su mensaje al mundo ha sido y será siempre, que el hombre debe vivir dentro de los parámetros de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” postulados que esperan sean también los ideales de esta humanidad que no termina de aprender de sus errores.

La masonería a través de sus hombres y de las ideas que ella divulga y protege, ha intervenido en la emancipación del nuevo mundo. Aportando con hombres imbuidos con los conceptos de Patria y Libertad, hombres con ideas modernas, cultas y progresistas que intervinieron directamente en la gesta trascendental que se desarrollo en los siglos XVIII y XIX. Las autoridades de aquella época, los persiguieron por sus ideas y acciones, tildándolos con todas las injurias conocidas, pero aún así los masones del sur y del norte siguieron su camino trazado, que los llevó hasta la victoria, y consiguieron finalmente la LIBERTAD DEL NUEVO CONTINENTE.

La masonería tuvo también entre sus adeptos a hombres que pertenecían al clero, estos sacerdotes apoyaron de forma directa a la masonería libertadora, agrupadas en las Logias Lautarinas, en las que silenciosamente planificaron su lucha. Reclamando inmediatas soluciones a los diversos problemas de su época, entendiendo cabalmente que como masones no podían callar ni cerrar sus ojos ante el sistema esclavista y depredador que se había implantado.

Lamentablemente la intervención de la Masonería en la gesta emancipadora no ha sido reconocida como debe ser, razones hay, una de ellas es que históricamente la masonería, nunca se ha vanagloriado del gran aporte que ha brindado a la humanidad, porque ella no persigue glorias, y siempre ha realizado un trabajo desinteresado y silencioso; otra de las razones podría ser, que siempre la han considerado y confundido erróneamente como una Sociedad Secreta y se ha preferido callar.

En la ciudad de Caracas se fundaron las primeras Logias de Sud América y su principal propulsor fue el visionario Francisco de Miranda. En aquella época por su intervención en el movimiento, sus reuniones se hacían en secreto, se hallaban confundidos muchas veces como clubes patrióticos. Los masones para lograr el cometido de ver su patria libre, se trasformaron en emisarios y soldados, el éxito que tuvieron a través de los años se debe fundamentalmente a que sus miembros estaban obligados a la fidelidad y al silencio, su intervención fue determinante para la Independencia peruana y la fundación de la República.

En los años de 1550 en Chile se sublevo el caudillo araucano Lautaro, quién se inmortalizó en la batalla de Peteroa en 1557, haciéndole justicia a este personaje la masonería creó en América las Logias Lautarinas, que son una derivación de las Logias de Cádiz, y que en un primer momento fueron creadas como la “Sociedad de Caballeros Racionales”, por masones que pertenecían a la Logia de Londres, y por quien fuera también su fundador el argentino Carlos de Alvear. Estas Logias Lautarinas se desarrollaron no sólo en esta parte de América sino también en México.

En 1797 en Londres el prócer venezolano Francisco de Miranda y Rodríguez, fundó la Logia “Gran Reunión Americana”, luego en Madrid la “Junta de las Ciudades y Provincias de la América Meridional”, que luego fue conocida como la “Logia Mirandina” esto en honor a su fundador, y a la que pertenecieron entre otros Simón Bolívar y sobre todo el peruano José Olavide y Jáuregui cofundador de estas logias y de gran participación en las Cortes de Cádiz.

El documento más antiguo sobre masonería conocido hasta la fecha en el Perú data del año de 1751, documento que fue emitido por la Suprema, en donde manifiesta sea alcanzado la lista de militares o políticos que se hubiesen presentado voluntariamente a confesarse como tales (masones). Las primeras noticias registradas que hay sobre los masones en el país datan del año de 1804, con la aparición de la Logia de Lima, que también fue conocida como la Logia Lautarina de Lima; en 1816 inició sus actividades la Logia Lautaro de Arequipa; en 1818 la Logia Lautarina de Trujillo; por esos años la Logia “Estrella Blanca” o “Unión Justa” en Lambayeque y en 1821 la Logia Paz y Perfecta Unión Nº 1 en Lima. Hasta el año de 1821 existieron en el Perú muy pocas Logias o muy pocas conocidas, tal vez porque querían pasar desapercibidos debido al celo español y a evitarse represalias e injustos encarcelamientos. Pero se tiene noticias sin confirmar que fuera de Lima existieron Logias y otras que se denominaron “Club Patriótico”, como sucedió en Lambayeque y otras ciudades.

De acuerdo a documentos históricos peruanos la Logia Lautaro de Lima en 1820, estuvo conformada por: José de la Riva Agüero, Juan Antonio Álvarez, José de San Martín, Hipólito Unanue, Bernardo O'Higgins, José La Mar, Faustino Sánchez Carrión, Francisco Javier Luna Pizarro, José Baquijano y Carrillo, Juan Miller, Francisco Javier Mariátegui, Bernardo Monteagudo, José Joaquín Olmedo, Toribio Rodríguez de Mendoza, Francisco de Paula Quiroz, Tomás Iriarte, Manuel Pérez de Tudela, Manuel Blanco Encalada, Mariano José Arce, Gregorio Tagle y Matías Vásquez de Acuña.

La participación de la masonería en el movimiento independista data desde el año de 1742 , fecha en la que apoyaron la sublevación de Juan Santos Atahualpa en el Gran Pajonal; a partir del año 1780 los masones estuvieron a la cabeza de los siguientes movimientos; en la ciudad de Cusco, con José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II; el levantamiento de Oruro en el año 1781, sus cabecillas Tomás Catari y Túpac Catari; en el año de 1805 en la ciudad de Cusco con Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde; en el año de 1811 en la ciudad de Tacna, el levantamiento de Francisco de Zela; en el año de 1812 en la ciudad de Lima, la conspiración del masón José Baquijano y Carrillo; en ese mismo año se dieron los movimientos de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes, cuyos caudillos fueron Juan José Crespo y Castillo, Domingo Berrospi y Juan Antonio Navarro; en el año de 1813 en las ciudades de Arequipa Tacna y Tarapacá con la insurrección de Juan Francisco Paillardelle y Pedro José Calderón de la Barca; en el año de 1814 en la ciudades de Cuzco y Arequipa, de los hermanos Angulo Torres, Mariano Melgar y Matías Pumacahua; en el año de 1818 en el Callao, de José Gómez, Nicolás Alcázar y Casimiro Espejo; en el año de 1819 en la ciudad de Lima, de José de la Riva Agüero, Mateo y Remigio Silva;

En principio la actividad masónica que se desarrollaba en diversas ciudades del país fue de espionaje, luego fue de adoctrinamiento, finalmente cuando San Martín llegó a Huaura fue la de engrosar las filas del ejército, proveerlos de animales, carretas, alimentos y pertrechos. En Arequipa sus principales miembros eran: José Corbacho y Abril, Fernando López Aldana, Mariano Melgar, Manuel Arce, los curas Córdova y Zenteno Párrocos de Salamanca y Cailloma; en Trujillo Luís José de Orbegoso, José Tagle y Portocarrero, José María Monzón, Inca Yupanqui y Jacinto Rebaza; en Lambayeque: Juan Manuel Iturregui, Pascual Saco Oliveros, Juan del Carmen Casos y Antonio López y Vidaurre.

El final de la lucha por la emancipación no terminó con la proclamación de la Independencia, había aún mucho camino por recorrer y muchas batallas que pelear, lo que iniciaron los masones José de San Martín, Bernardo O’Higgins y muchos peruanos, lo terminaron los masones José de la Riva Agüero, Simón Bolívar y José Antonio de Sucre, varios de estos preclaros hombres estuvieron en el grupo de los conocidos como fundadores de la República, y que por su trabajo y dedicación la historia los reconocería como los “Padres de la patria”.

Es necesario recordar entre otros a tres grandes lambayecanos, a los que la patria les debe el haber sido protagonistas del movimiento independista en el Perú:

* Juan Manuel Iturregui y Aguilarte que fue el ideólogo y propulsor del movimiento libertador, por la actividad comercial que desempeñaba, viajaba tanto a Lima como a diferentes países de América, allí conoció gente importante que compartían sus ideas de ver una patria libre, comprometiéndose a preparar la venida del ejército libertador. Luego de finalizado el proceso emancipador, fue nombrado Secretario Plenipotenciario en España en el año 1845, Embajador en Londres en el año 1846, Prefecto del departamento de La Libertad, elegido Senador de la República, alcanzó el grado de general de división en el ejército peruano.

En uno de sus viajes fue Iniciado como Masón, no se ha llegado a establecer en qué país, en qué año y en qué Logia tuvo lugar su ceremonia de incorporación. Existe documentación que confirma que era un Masón regular de la Logia “Gran Obediencia del Oriente Nacional Colombiano”, con sede en Caracas. Primer Venerable Maestro de la Logia “White Star” o “Unión Justa” de su ciudad natal. Alcanzó el Grado 33º, en mérito a su destacada labor y el Estado lo nombró por su meritoria actuación en los momentos de la Independencia, “Precursor de la República”, un grupo de masones trujillanos solicito el día 18 de diciembre de 1969 a la Gran logia del Perú el permiso para levantar columnas a la Respetable Logia Simbólica “Juan Manuel Iturregui y Aguilarte”, la misma que fue autorizada a trabajar con el Nº 94

* Pascual Saco Oliveros, secundo a Iturregui en la lucha que se emprendió, tuvo una destacada actuación antes y después del 27 de diciembre de 1820, fecha en que Lambayeque proclamó su Independencia, 48 años de su vida la dedico al servicio del país en el ejército, alcanzó el grado de Coronel. Fue un masón destacado, llegó a ocupar el cargo de Diputado Gran Maestro en 1864, Teniente Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º en 1868, en mérito a su participación tanto en la vida militar como en la Masónica, un grupo de masones solicitaron en el año de 1967 a la Gran Logia del Perú, la respectiva autorización para abrir una Logia con el nombre de este Prócer de la República, lo cual fue aceptado, autorizándose el funcionamiento en la ciudad de Lambayeque de la Respetable Logia Simbólica “Pascual Saco Oliveros” Nº 67

* José Rivadeneyra y Tejada, lambayecano que fue encargado por los patriotas argentinos a gestionar ante la Corte española el cambio de Gobierno español en las colonias americanas. Se afilió a la “Sociedad Lautaro” de Cádiz y lo nombraron tesorero de la causa masónica de la “Libertad de América”, se le entrego un capital al que le añadió otro de su propio peculio para poder comprar armas y enviarlas al nuevo continente. Fue detenido por sus actividades y acusado de subversivo, sentenciado por el Consejo de Guerra de Cádiz a prisión perpetua a cumplirla en el Castillo de la Carraca, en esta prisión también purgaba igual condena el precursor Masón Francisco de Miranda. Trasladado luego de 4 años al Castillo de Las Canaletas de Barcelona, cuando el pueblo logra que se de la Constitución Liberal de 1820 en esta ciudad, una de las primeras acciones que se realizaron fue la excarcelación de los prisioneros políticos, Rivadeneyra fue liberado. De regreso al Perú contribuyó con los dos libertadores a sentar las bases de una nueva nación, alcanzó el grado de general de división en nuestro ejército.

El apoyo que la Masonería brinda a la humanidad no ha terminado, por que aún hay tiranos en el mundo que combatir con las armas de la verdad y la justicia, todavía hay desvalidos que proteger y darles socorro; existirá siempre porque aún está librando la gran batalla de ayudar al hombre a LIBERARSE de sus vicios y de sus defectos.

Eric R. Mendoza Samillán




SAN JOSÉ

PUERTO SANTA ROSA DE LAMBAYEQUE EN 1821

Desde su fundación a la ciudad de Lambayeque llegaron a residir acaudalados terratenientes y grandes empresarios, el movimiento comercial en esta urbe desde el XVI no sólo ha sido agrícola y ganadero; se instalaron factorías que también exportaban sus productos a varios países y grandes casas comerciales que importaban diversos artículos tanto de América, Europa como de Asia.

La actividad portuaria se desarrollaba en la confluencia del río Lambayeque con el Océano Pacífico en el lugar denominado “Caleta de Lambayeque y su puerto era conocido como la “Rada de la boca del río Lambayeque”, lamentablemente no se contaba con la infraestructura portuaria, el embarque y desembarque se hacían en alta mar, las mercaderías eran depositadas en la playa y al aire libre; con este sistema de cabotaje se trabajó durante muchos años.

Los españoles tenían en mente cerrar algunos puertos que no tenían la habilitación como tales, en esta lista incluyeron a nuestra Rada; para poder lograr su objetivo de clausurarlos abrieron una investigación de posible fraude económico a los comerciantes que utilizaban estos puertos. Por razones políticas incluyeron a Juan Manuel Iturregui; los realistas sabían, sin poder comprobar de la actividad patriótica que desempeñaba, durante el proceso de investigación no le pudieron encontrar indicios vinculantes con estas actividades ilícitas, pero en la correspondencia oficial, a muchos de los investigados, se les tildaba de contrabandistas; la venida de Ejército Libertador distrajo la atención de los españoles, la investigación se truncó y las faenas en la Rada siguieron desarrollándose con toda normalidad.

Cuando San Martín tomó las riendas del país, se preocupó por dar una legislación para que las actividades que desarrollaban los peruanos se desempeñaran dentro de los parámetros legales y que, finalmente permitieran al país salir adelante; la base fundamental han sido y serán siempre los ingresos, por lo que era necesario que todos los comerciantes e industriales pagaran los tributos establecidos.

En la ciudad de Huaura el 12 de febrero de 1821, su gobierno emitió el “Reglamento Provisional”, en sus artículos 24 y 25 se encontraba la legislación referente a la actividad portuaria nacional y se determinaba que los puertos menores que podían seguir en actividad eran los de Paita, Pisco y Huacho, excluyendo y cerrando la “Rada de la boca del río Lambayeque” y el “Puerto de Pacasmayo”, este dispositivo buscaba dar, a este sector, puertos en donde a las embarcaciones en general se les pudiera ofrecer las mejores facilidades técnicas que había en esa época y así poder controlar la evasión tributaria.

Los lambayecanos se mostraron preocupados por esta exclusión, comerciantes, hacendados y muchas familias que dependían de estas actividades, protestaron porque se vieron afectados en sus ingresos, programaron una reunión para el día 22 de marzo de 1821, con el fin de redactar y elevar un memorial, en donde se solicitaría al Gobierno habilite la Rada aduciendo que ir a los puertos de Paita o al mayor de Huanchaco, encarecería no solo el producto alimenticio, sino también el resto de mercaderías que se fabricaban en la zona o la que tría del extranjero.

El documento que fue firmado por los vecinos y apoderados de los comerciantes de Lambayeque, manifestaba lo siguiente:
“Ella (Lambayeque) se comunica con Guayaquil y Panamá a cuyas plazas remite azúcar, cajas de dulce, colchas, sombreros y petates de paja, y hasta uvas de que carecen los guayaquileños, conducidas por los peruanos en unas balsas que navegan admirablemente a orilla de la costa.
A Lima provee de arroz, jabón, cordobanes y algunas manufacturas de algodón y paja; retornando de la costa del Norte: cacao, madera, pitas, cera, cocos y demás frutos de aquellos países.
Obstruido este comercio por la inhabilitación de dichos puertos, la provincia de Lambayeque sufriría un golpe mortal de que no es acreedora por sus grandes méritos patrióticos.
Recuerde V. E. que ella proclamó la independencia el 27 de diciembre, es decir un día antes que su capital Trujillo y para el sostén del Ejército Libertador y su armamento ja erogado con setenta mil pesos en efectivo, y lo que no es calculable en ropa, caballos, arroz, jabón y cordobanes, sin perdonar a los propios vecinos que en número de 500 hombres marcharon bajo el estandarte de la patria”.

El memorial fue tramitado y finalmente denegado por el Gobierno el 22 de enero de 1822, argumentando que podrían ir al puerto de Pacasmayo, que a la fecha ya había sido habilitado. Hay que considerar que era tiempos difíciles, el transporte se realizaba en carretas y en mulas, y por la guerra eran escasas ya que el ejército las confiscaba.

Es loable la constancia que tuvieron los lambayecanos, ya que en ningún momento dejaron de luchar por tener su propio puerto. Entre los años 22 y 23 trasladaron las faenas de embarque y desembarque del lugar conocido como la “Caleta de Lambayeque” a una playa conocida como “Santa Rosa”, su empeño fue finalmente premiado, ya que el Gobierno oficializó su funcionamiento, incluso le otorgó las respectivas rentas.

El 4 de enero de 1825 Teodoro Martínez, capitán del puerto de Santa Rosa de Lambayeque, solicitó a la superioridad que se le aumente el personal de resguardo a su cargo, con el fin de combatir el contrabando y el cuidado de los bultos. Al carecer este puerto de infraestructura portuaria, se requería también de la construcción de una oficina, bodega o un almacén en donde depositar la mercadería, y así evitar los robos o0 posible fraude. Luego de los informes respectivos tanto del Intendente de la provincia Manuel Urquijo, como del capitán del puerto, se le concedió la plaza al ciudadano Agustín Noriega.

El general Andrés de Santa Cruz emitió el 26 de setiembre de 1826, un Decreto habilitando el puerto Santa Rosa de Lambayeque, a la categoría de menor. Además creaba un colegio de Ciencias y Arte en la misma ciudad, teniendo como presupuesto la partida que se otorgaban a los arruinados conventos de saña. El Prefecto del departamento L. M. Orbegozo, dando cumplimiento a lo dispuesto en el Decreto antes señalado, el día 23 de octubre de 1826 se constituyó a este puerto y en ceremonia especial entregó la autógrafa que habilitaba a la categoría de menor; en su discurso expuso las ventajas que ofrecía a los comerciantes de la zona en la exportación e importación de mercaderías y que también se hacía a solicitud de los vecinos de la ciudad de Lambayeque, ya que esta habilitación permitiría dar ocupación a muchas más personas.

Al haberse habilitado el puerto a una categoría superior, el 20 de enero de 1827 se apertura la Agencia de aduanas de Lambayeque, nombrando como su primer administrador al ciudadano José Laca.

El prefecto del departamento José M. Lizarzaburu visitó Chiclayo a principios del año de 1839, la finalidad de su visita era la de empadronar a personas residentes o foráneas que no tenían un bien inmueble propio en donde vivir, y obsequiarles uno de los lotes que habían en un terreno baldío de propiedad del Estado ubicado en el lado Oeste de la ciudad, está era una modalidad que se utilizaba en aquellos años para incrementar el número de habitantes e iniciar un periodo de expansión urbana en las ciudades. Durante esta ceremonia de entrega de los lotes. Anunció que solicitaría a la superioridad, que el puerto Santa Rosa de Lambayeque sea elevado a la categoría de mayor, promesa que cumplió el día 6 de mayo de 1839, cuando presentó un informe favorable al Ministerio respectivo.

Ha sido una sorpresa encontrar dentro de los archivos oficiales, que el día 12 de mayo de 1842 por Decreto Supremo Nº 1242, se elevó al puerto San José a la categoría de mayor. Simplemente desapareció el nombre Santa Rosa y en su lugar apareció el de San José. El día 13 de abril de 1843 se apertura la Aduana del mismo puerto, quedando subordinada a la Tenencia de Lambayeque y Pacasmayo. Este puerto se fue poblando paulatinamente a través de los años y fue usado por los comerciantes de esta zona, hasta que entró en funcionamiento el de Eten. No hay que olvidar que ya existía la caleta Santa Rosa como anexo de Monsefú.

No ha sido posible determinar si los lambayecanos presentaron un expediente o una solicitud, con el fin de cambiar el nombre del puerto. Las informaciones oficiales encontradas hasta antes de 1842, sólo se refieren al puerto Santa Rosa de Lambayeque, pero a partir de esa fecha aparece el nombre de san José y con el titulo de mayor.

Esta sería la historia del puerto San José, ya que no he encontrado nada con referencia a este puerto hasta antes de 1842, ya el historiador Claude Collin Delavaud, en su obra titulada “Las regiones costeñas del Perú septentrional” publicado en el año 1984, con referencia a San José manifiesta que. “Su transformación en una caleta de pesca se remonta, como San Rosa, a la segunda mitad del siglo XIX”.

Esto fue un indicio para ampliar la investigación y se ha logrado ir más allá, encontrar que hay referencias de este puerto desde el año de 1825, queda por seguir investigando, ya que en historia no se puede decir que se ha dicho la última palabra.

 Eric Mendoza Samillán
Del libro “Lambayeque en el siglo XIX”


HISTORIA DE LA PROVINCIA DE CHICLAYO


Nació la ciudad de Chiclayo como consecuencia del programa de reducciones que implantaron los españoles. Decretadas las reducciones, los Caciques de los poblados de Cinto y Collique donaron una extensión de terreno ubicado en el lugar denominado Chiclaialaep, a los religiosos de la Orden de San Francisco en donde ya tenían construido una Iglesia y la casa en la que vivían. Ubicada en una llanura de terreno fértil, se encontraba a orillas de una gran acequia que la abastecía de agua Bajo el amparo de los sacerdotes franciscanos, creció este nuevo poblado, que años más tarde se llamaría Chiclayo.

Durante sus primeros años de existencia creció lentamente y no fue una ciudad importante, sus primeros habitantes fueron los de Collique que se ubicaron al sur de la Iglesia y los de Cinto que se posesionaron al norte

El historiador Augusto León Barandiarán, manifiesta que el establecimiento de Chiclayo como ciudad importante debe situarse entre los años de 1575 a 1578. El padre Luís Arroyo sin dar también una fecha exacta concluye que fue fundada antes de 1584. Jorge Zevallos en su libro “Historia de Chiclayo” nos da a conocer un documento del año 1559, donde el Márquez de Cañete otorga una cantidad de dinero para la obra misional en Chiclaiep. Por lo que se puede deducir que el establecimiento de Chiclayo como ciudad estaría antes de esa fecha.

En 1720 luego de la inundación y destrucción parcial de la ciudad de Saña algunas familias se trasladaron a residir a esta ciudad. En el año de 1,752 el Virrey Manso de Velásquez, creo el “Estanco Real del Tabaco”. Chiclayo, Pomalca, Pucalá, Calupe y Collud eran las zonas agrícolas que producían el tabaco “yunga”, variedad muy apreciada que no solo se vendía en el Perú sino que también se exportaba, por lo que Chiclayo se vio favorecida con la construcción y apertura de este establecimiento. Se desconoce la fecha exacta en que fue construido este emporio, sin embargo el cronista Rubiños y Andrade que estuvo por esta zona en 1782, en la nota Nº 6 de sus manuscritos, cuenta que durante su visita al pueblo de Chiclayo, observó esta factoría y la describe como una gran obra.

El 22 de junio de 1822 dando cumplimiento a un D. S. El señor Eustaquio Leguía administrador del emporio, presentó al Presidente del departamento, un inventario de cierre de sus actividades. Las medidas del terreno que ocupaban era de 292 mts. en el frente y 300 mts. de fondo, su área total era de 87,600 m2 un terreno bastante extenso, en su interior se levantaron imponentes edificios de amplios ambientes, al cerrar la fabrica, el local que se ubicaba en la calle San Sebastián sirvió como cuartel del ejército, luego fue cedido para la adecuación e implementación del “Hospital de las Mercedes.”

Por cosas del destino y la naturaleza en 1828 la ciudad de Lambayeque fue desbastada por las lluvias e inundación que le produjo su propio río, muchos pobladores y sus familias se trasladaron a vivir a este poblado, a partir de ese momento alcanzó cierta jerarquía como ciudad.

La acequia madre o de Chiclayo con los años fue cambiando de ubicación conforme crecía la ciudad, en un principio pasaba por donde es la calle Elías Aguirre, luego sufrió una series de desviaciones hasta el cruce de lo que es hoy las calles Pizarro con Jorge Chávez, el tramo que cruzaba la ciudad tomaba el nombre de “Las Lapas”, con el transcurrir del tiempo la acequia fue dividida en tres ramales tomando el nombre de “Cois”, “Pulen” y “Yortuque”.

Chiclayo comenzó a crecer como ciudad y a tener importancia de ser un lugar agradable de buenas tierras y buen clima.

Nació José Leonardo Ortiz, dentro de una familia bien acomodada, el día 13 de octubre de 1782, hijo de don Francisco Ortiz y de doña Juana Salcedo.
Este personaje lambayecano quedo huérfano de madre y luego de padre a temprana edad, no hay datos históricos sobre su infancia y juventud, en donde realizó sus estudios o si fue preparado particularmente. Algunos historiadores indican que sus estudios los realizó en el Convictorio de San Carlos, si bien es cierto por cosas de la vida quedo huérfano siendo niño y por su condición de hijo ilegitimo no habría podido estudiar en ese centro de estudios en donde se prepararon muchos ilustres peruanos, pero la historia refiere que su tío y apoderado Isidro Salcedo, podría haberle dado la oportunidad de recibir una buena educación. A determinada edad se hizo cargo de los bienes dejados por su padre y según los historiadores fue un buen comerciante.

El 31 de diciembre de 1820, el pueblo chiclayano siguiendo el ejemplo dado por la ciudad de Lambayeque, se reunió para declarar su independencia, fue en estas circunstancias que nuestro prócer jugo su primer rol de importancia, fue uno de los artífices de este trascendental acto, luego de la sesión solemne, fue nombrado y aclamado como el primer Gobernador republicano de esta ciudad.

Felipe Santiago Salaverry del Solar, nació en la ciudad de Lima el día 6 de mayo de 1806, sus primeros estudios los realizó en colegios particulares de esa ciudad, posteriormente ingresa a estudiar al Convictorio de San Carlos, no termino sus estudios por que su sangre guerrera lo llamaba y el destino le deparaba más de una sorpresa. Se presento al ejército del libertador San Martín en Huara, siendo admitido como cadete del batallón “Numancia”, Iniciando así una carrera militar que lo llevó a ocupar la más alta magistratura del País.

Luego de terminada la guerra con Colombia en 1828 y ratificada la paz, Agustín Gamarra y Mesías, fijó su cuartel General en Chiclayo. Aquí reunió la mayor parte del ejército, y empezó a movilizarlo para trasladarlos a sus lugares de origen. Fue en esta oportunidad que se conocieron y entablaron una gran amistad, dos cuadillos de la historia peruana: Felipe Santiago Salaverry y José Leonardo Ortiz.

El 14 de noviembre de 1833, en la ciudad de Trujillo, Felipe Santiago Salaverry se alza en armas en contra de Agustín Gamarra, usando como lema “Todo o nada, es la época de los muchachos”, recibe el apoyo de un grupo de militares que se declararon sus adeptos, logra reunir tropas de las guarniciones de esa localidad y de las cercanas, con el ejercito reunido y sin ningún contratiempo se apodero de la capital liberteña.

De Lima fue enviado el general Francisco Vidal a combatir la insurrección, entablándose una batalla cerca de la garita de Moche, donde Salaverry fue derrotado, logra fugar y se dirigió hacia esta ciudad, aquí recibió el apoyo incondicional de José Leonardo Ortiz, que lo alojo y refugio en su casa, días después prosiguió su viaje hacia Piura, en donde fue descubierto y apresado por el coronel Idelfonso Coloma, finalmente deportado a la ciudad de Guayaquil.

El 12 de febrero de 1834, Salaverry es amnistiado y regresa de su exilio, estando en el Perú es requerido y se presenta ante el Presidente Orbegoso, quien con mucha complacencia lo nombra su Ministro de Guerra. El día 28 de abril es ascendido al grado de general de brigada.

El día de 10 de enero de 1835 se produce un motín en la Fortaleza de la Independencia del Callao, Salaverry logra sofocar el levantamiento del sargento Pedro Becerra, por esta acción fue vitoreado por la tropa y por los vecinos del puerto, quienes lo aclamaron como Jefe Supremo. El general animado por la tropa y el pueblo se dirigió a Lima y depuso al Presidente Provisorio Manuel Salazar y Baquijano y se autoproclamo Presidente de la República.

El 14 de abril Salaverry llega a Paiján y es recibido por una delegación de chiclayanos presidida por Ortiz, quienes le presentaron su saludo y su apoyo incondicional, junto a esta delegación llegó otra de voluntarios para engrosar las filas de su ejército, además le hicieron entrega de ropa, víveres y mulas.

Luego ambos personajes tuvieron una reunión privada en la Ortiz le solicito la creación de la provincia en la cual la villa de Chiclayo debería ser la capital ya que por los méritos alcanzados en su historia a si le correspondía. El día 15 de abril Salaverry emite un D. S. mediante el cual Chiclayo es elevada a la categoría de ciudad, con el renombre de heroica.

El día 18 firma el D. S. que crea la PROVINCIA DE CHICLAYO, sobre la base de los distritos de Chiclayo, Picci, Reque, Monsefú, Eten, Pueblo Nuevo, Guadalupe, Jequetepeque, Chepen, San Pedro, Tonmoche, Cachen, Llama que se desmembraba de Chota y La Trinidad de Cajamarca, así mismo se nombra como primer subprefecto a don José Leonardo Ortiz

El subprefecto de la flamante provincia, encarga su despacho a Gervasio Arizola y parte a la ciudad de Lima, poniéndose al frente de 600 soldados civiles con el fin de apoyar a su caudillo. Con esta actitud valiente, Ortiz demostró que poseía una cualidad que solo la tienen los hombres con principios y que dan todo de si, por defender su ideal.

El 7 de febrero de 1,836 luego de la derrota que sufrió en la batalla de Socabaya, Salaverry es apresado y fusilado el 18 de febrero en la Plaza de Armas de Arequipa. Gracias a la intercesión del general Blas Cerdeña a sus oficiales Deusta, Osorio, Ortiz y Beltrán, se les conmutó la pena de muerte por la de destierro, siendo deportados a la ciudad de San Ignacio de Moxos en Bolivia.

Así termino la corta vida de este valeroso e intachable hombre, gran amigo de nuestro precursor, Salaverry fue “de temperamento impaciente, valor hasta la eternidad, de un espíritu lucido y de una voluntad insobornable”.

José Leonardo Ortiz que se había quedado junto a otros oficiales, al frente de un reducido número de tropas en el Castillo de la Independencia en el Callao, luego de la derrota fue apresado y desterrado a Iquitos. En Chiclayo los seguidores de Salaverry fueron identificados y muchos fueron los perseguidos, entre ellos se encontraba Sebastián Ortiz, hijo mayor de nuestro precursor que también abrazó esta causa

José Leonardo Ortiz que había sido deportado a Iquitos, emprende el regreso a su ciudad natal, lo hace bajando por Cajamarca, a los pocos días de llegar a esta ciudad es apresado nuevamente y llevado al pueblo del Santa, con la promesa de no intervenir en la política ni conspirar contra el gobierno de Santa Cruz.

El 7 de diciembre de 1837 el coronel Domingo Nieto Jefe Superior Militar de los Departamentos del Norte, informa al Ministro del Ramo que de acuerdo a las instrucciones recibidas, a partir de la fecha iba a dar libertad a varios de los ciudadanos que por motivos políticos y ser seguidores de Salaverry habían sido encarcelados, entre las personas liberadas estaba el coronel José Leonardo Ortiz.

José Leonardo Ortiz en 1840, es nombrado nuevamente subprefecto de Chiclayo, también Recaudador del Ramo de Contribuciones, además de restituírsele el cargo, se le devolvió sus propiedades y bienes que le habían sido confiscados.

El gobierno de Echenique se constituyó legalmente, pero lamentablemente cayó en corrupción, permitió que se cometieran diversos delitos de manera escandalosa, la deuda externa e interna creció. Domingo Elías un acaudalado comerciante que se había favorecido económicamente con la migración china y luego con la venta del guano, aspiraba llegar al poder de la nación y para lograr su objetivo, inició una campaña de desprestigio en contra de Echenique, convirtiéndose en el más adverso al régimen.

En casi todo el país se inicio un movimiento de protesta en contra del gobierno, a su falta de credibilidad y en apoyo a Domingo Elías, que venia a ser el primer civil que encabezaba una lucha contra un gobierno con tantas deficiencias, los focos revolucionarios era cada día mayor y los ciudadanos se volcaban a las calles. Chiclayo apoyó a Domingo Elías por haber sido un fiel amigo de Salaverry y como es lógico Ortiz se convirtió en su colaborador y representante de su movimiento en esta ciudad.

Chiclayo fue un bastión en el norte del Perú de la revolución que encabezaba Elías, hubo enfrentamiento entre el ejército y los chiclayanos, el pueblo sitio el cuartel del ejército produciéndose varios intentos de tomarlo, al final el ejército no pudo defenderlo y furtivamente lo abandono y se dirigió a la ciudad de Lambayeque, se dieron combates en Puerto Eten, Lambayeque y en el cerro de Eten, finalmente el ejército sometió a los insurrectos, y apresaron a los cabecillas.

José Leonardo Ortiz fue acusado de ser uno de los culpables de los desórdenes ocurridos en la ciudad y de haber instigado la toma del cuartel, fue detenido junto con otros chiclayanos y embarcados hacia Lima en el vapor “Rimac”. Muere estando en prisión, victima de la fiebre amarilla el 28 de febrero de 1854. Así termino la vida de este caudillo, que lamentablemente tuvo un triste final, pero que al morir, murió en su Ley. Los lambayecanos siempre lo recordaremos y será un ejemplo latente para todas las generaciones, de que siempre debemos mantenernos fieles a nuestros principios y a nuestras ideas.

La actitud visionaria de estos dos grandes hombres se esta cumpliendo, Chiclayo en el ámbito nacional es conocida como la “ciudad de la amistad”. La provincia tiene una extensión de 3,194 Km2, actualmente cuenta con 21 distritos. A través de los años se ha convertido en uno de los ejes del desarrollo económico y social de esta parte del país.

Chiclayo, ciudad, Chiclayo la provincia, hoy eres lo que esperaron tus hijos de ti, ser importante no solo en el norte, sino en el Perú.

 Eric Mendoza Samillán