viernes, 14 de agosto de 2009

LA MASONERIA Y SU APORTE EN LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ



“Mucho se ha escrito y hablado de la filiación masónica de Tomás Catari y de Túpac Catari, de los que lamentablemente no quedan constancias. Sin embargo se debe apreciar el hecho de la presencia de masones ingleses en las filas de ambos insurrectos en 1781, mencionado por varios escritores, los que llegan hasta describir una ceremonia masónica celebrada en Tiquiña por Túpac Catari. (Del libro: “Sociedades Secretas, Políticas y Masónicas”. Autor: Martín Lazcano. Buenos Aires. Argentina).

La masonería es una Escuela de Aprendizaje, en donde preparan a sus adeptos a llevar una vida dentro de los valores morales, imparte enseñanza de las Artes liberales y les inculcan el deber de proteger al desamparado y defender al oprimido, su mensaje al mundo ha sido y será siempre, que el hombre debe vivir dentro de los parámetros de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” postulados que esperan sean también los ideales de esta humanidad que no termina de aprender de sus errores.

La masonería a través de sus hombres y de las ideas que ella divulga y protege, ha intervenido en la emancipación del nuevo mundo. Aportando con hombres imbuidos con los conceptos de Patria y Libertad, hombres con ideas modernas, cultas y progresistas que intervinieron directamente en la gesta trascendental que se desarrollo en los siglos XVIII y XIX. Las autoridades de aquella época, los persiguieron por sus ideas y acciones, tildándolos con todas las injurias conocidas, pero aún así los masones del sur y del norte siguieron su camino trazado, que los llevó hasta la victoria, y consiguieron finalmente la LIBERTAD DEL NUEVO CONTINENTE.

La masonería tuvo también entre sus adeptos a hombres que pertenecían al clero, estos sacerdotes apoyaron de forma directa a la masonería libertadora, agrupadas en las Logias Lautarinas, en las que silenciosamente planificaron su lucha. Reclamando inmediatas soluciones a los diversos problemas de su época, entendiendo cabalmente que como masones no podían callar ni cerrar sus ojos ante el sistema esclavista y depredador que se había implantado.

Lamentablemente la intervención de la Masonería en la gesta emancipadora no ha sido reconocida como debe ser, razones hay, una de ellas es que históricamente la masonería, nunca se ha vanagloriado del gran aporte que ha brindado a la humanidad, porque ella no persigue glorias, y siempre ha realizado un trabajo desinteresado y silencioso; otra de las razones podría ser, que siempre la han considerado y confundido erróneamente como una Sociedad Secreta y se ha preferido callar.

En la ciudad de Caracas se fundaron las primeras Logias de Sud América y su principal propulsor fue el visionario Francisco de Miranda. En aquella época por su intervención en el movimiento, sus reuniones se hacían en secreto, se hallaban confundidos muchas veces como clubes patrióticos. Los masones para lograr el cometido de ver su patria libre, se trasformaron en emisarios y soldados, el éxito que tuvieron a través de los años se debe fundamentalmente a que sus miembros estaban obligados a la fidelidad y al silencio, su intervención fue determinante para la Independencia peruana y la fundación de la República.

En los años de 1550 en Chile se sublevo el caudillo araucano Lautaro, quién se inmortalizó en la batalla de Peteroa en 1557, haciéndole justicia a este personaje la masonería creó en América las Logias Lautarinas, que son una derivación de las Logias de Cádiz, y que en un primer momento fueron creadas como la “Sociedad de Caballeros Racionales”, por masones que pertenecían a la Logia de Londres, y por quien fuera también su fundador el argentino Carlos de Alvear. Estas Logias Lautarinas se desarrollaron no sólo en esta parte de América sino también en México.

En 1797 en Londres el prócer venezolano Francisco de Miranda y Rodríguez, fundó la Logia “Gran Reunión Americana”, luego en Madrid la “Junta de las Ciudades y Provincias de la América Meridional”, que luego fue conocida como la “Logia Mirandina” esto en honor a su fundador, y a la que pertenecieron entre otros Simón Bolívar y sobre todo el peruano José Olavide y Jáuregui cofundador de estas logias y de gran participación en las Cortes de Cádiz.

El documento más antiguo sobre masonería conocido hasta la fecha en el Perú data del año de 1751, documento que fue emitido por la Suprema, en donde manifiesta sea alcanzado la lista de militares o políticos que se hubiesen presentado voluntariamente a confesarse como tales (masones). Las primeras noticias registradas que hay sobre los masones en el país datan del año de 1804, con la aparición de la Logia de Lima, que también fue conocida como la Logia Lautarina de Lima; en 1816 inició sus actividades la Logia Lautaro de Arequipa; en 1818 la Logia Lautarina de Trujillo; por esos años la Logia “Estrella Blanca” o “Unión Justa” en Lambayeque y en 1821 la Logia Paz y Perfecta Unión Nº 1 en Lima. Hasta el año de 1821 existieron en el Perú muy pocas Logias o muy pocas conocidas, tal vez porque querían pasar desapercibidos debido al celo español y a evitarse represalias e injustos encarcelamientos. Pero se tiene noticias sin confirmar que fuera de Lima existieron Logias y otras que se denominaron “Club Patriótico”, como sucedió en Lambayeque y otras ciudades.

De acuerdo a documentos históricos peruanos la Logia Lautaro de Lima en 1820, estuvo conformada por: José de la Riva Agüero, Juan Antonio Álvarez, José de San Martín, Hipólito Unanue, Bernardo O'Higgins, José La Mar, Faustino Sánchez Carrión, Francisco Javier Luna Pizarro, José Baquijano y Carrillo, Juan Miller, Francisco Javier Mariátegui, Bernardo Monteagudo, José Joaquín Olmedo, Toribio Rodríguez de Mendoza, Francisco de Paula Quiroz, Tomás Iriarte, Manuel Pérez de Tudela, Manuel Blanco Encalada, Mariano José Arce, Gregorio Tagle y Matías Vásquez de Acuña.

La participación de la masonería en el movimiento independista data desde el año de 1742 , fecha en la que apoyaron la sublevación de Juan Santos Atahualpa en el Gran Pajonal; a partir del año 1780 los masones estuvieron a la cabeza de los siguientes movimientos; en la ciudad de Cusco, con José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II; el levantamiento de Oruro en el año 1781, sus cabecillas Tomás Catari y Túpac Catari; en el año de 1805 en la ciudad de Cusco con Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde; en el año de 1811 en la ciudad de Tacna, el levantamiento de Francisco de Zela; en el año de 1812 en la ciudad de Lima, la conspiración del masón José Baquijano y Carrillo; en ese mismo año se dieron los movimientos de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes, cuyos caudillos fueron Juan José Crespo y Castillo, Domingo Berrospi y Juan Antonio Navarro; en el año de 1813 en las ciudades de Arequipa Tacna y Tarapacá con la insurrección de Juan Francisco Paillardelle y Pedro José Calderón de la Barca; en el año de 1814 en la ciudades de Cuzco y Arequipa, de los hermanos Angulo Torres, Mariano Melgar y Matías Pumacahua; en el año de 1818 en el Callao, de José Gómez, Nicolás Alcázar y Casimiro Espejo; en el año de 1819 en la ciudad de Lima, de José de la Riva Agüero, Mateo y Remigio Silva;

En principio la actividad masónica que se desarrollaba en diversas ciudades del país fue de espionaje, luego fue de adoctrinamiento, finalmente cuando San Martín llegó a Huaura fue la de engrosar las filas del ejército, proveerlos de animales, carretas, alimentos y pertrechos. En Arequipa sus principales miembros eran: José Corbacho y Abril, Fernando López Aldana, Mariano Melgar, Manuel Arce, los curas Córdova y Zenteno Párrocos de Salamanca y Cailloma; en Trujillo Luís José de Orbegoso, José Tagle y Portocarrero, José María Monzón, Inca Yupanqui y Jacinto Rebaza; en Lambayeque: Juan Manuel Iturregui, Pascual Saco Oliveros, Juan del Carmen Casos y Antonio López y Vidaurre.

El final de la lucha por la emancipación no terminó con la proclamación de la Independencia, había aún mucho camino por recorrer y muchas batallas que pelear, lo que iniciaron los masones José de San Martín, Bernardo O’Higgins y muchos peruanos, lo terminaron los masones José de la Riva Agüero, Simón Bolívar y José Antonio de Sucre, varios de estos preclaros hombres estuvieron en el grupo de los conocidos como fundadores de la República, y que por su trabajo y dedicación la historia los reconocería como los “Padres de la patria”.

Es necesario recordar entre otros a tres grandes lambayecanos, a los que la patria les debe el haber sido protagonistas del movimiento independista en el Perú:

* Juan Manuel Iturregui y Aguilarte que fue el ideólogo y propulsor del movimiento libertador, por la actividad comercial que desempeñaba, viajaba tanto a Lima como a diferentes países de América, allí conoció gente importante que compartían sus ideas de ver una patria libre, comprometiéndose a preparar la venida del ejército libertador. Luego de finalizado el proceso emancipador, fue nombrado Secretario Plenipotenciario en España en el año 1845, Embajador en Londres en el año 1846, Prefecto del departamento de La Libertad, elegido Senador de la República, alcanzó el grado de general de división en el ejército peruano.

En uno de sus viajes fue Iniciado como Masón, no se ha llegado a establecer en qué país, en qué año y en qué Logia tuvo lugar su ceremonia de incorporación. Existe documentación que confirma que era un Masón regular de la Logia “Gran Obediencia del Oriente Nacional Colombiano”, con sede en Caracas. Primer Venerable Maestro de la Logia “White Star” o “Unión Justa” de su ciudad natal. Alcanzó el Grado 33º, en mérito a su destacada labor y el Estado lo nombró por su meritoria actuación en los momentos de la Independencia, “Precursor de la República”, un grupo de masones trujillanos solicito el día 18 de diciembre de 1969 a la Gran logia del Perú el permiso para levantar columnas a la Respetable Logia Simbólica “Juan Manuel Iturregui y Aguilarte”, la misma que fue autorizada a trabajar con el Nº 94

* Pascual Saco Oliveros, secundo a Iturregui en la lucha que se emprendió, tuvo una destacada actuación antes y después del 27 de diciembre de 1820, fecha en que Lambayeque proclamó su Independencia, 48 años de su vida la dedico al servicio del país en el ejército, alcanzó el grado de Coronel. Fue un masón destacado, llegó a ocupar el cargo de Diputado Gran Maestro en 1864, Teniente Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º en 1868, en mérito a su participación tanto en la vida militar como en la Masónica, un grupo de masones solicitaron en el año de 1967 a la Gran Logia del Perú, la respectiva autorización para abrir una Logia con el nombre de este Prócer de la República, lo cual fue aceptado, autorizándose el funcionamiento en la ciudad de Lambayeque de la Respetable Logia Simbólica “Pascual Saco Oliveros” Nº 67

* José Rivadeneyra y Tejada, lambayecano que fue encargado por los patriotas argentinos a gestionar ante la Corte española el cambio de Gobierno español en las colonias americanas. Se afilió a la “Sociedad Lautaro” de Cádiz y lo nombraron tesorero de la causa masónica de la “Libertad de América”, se le entrego un capital al que le añadió otro de su propio peculio para poder comprar armas y enviarlas al nuevo continente. Fue detenido por sus actividades y acusado de subversivo, sentenciado por el Consejo de Guerra de Cádiz a prisión perpetua a cumplirla en el Castillo de la Carraca, en esta prisión también purgaba igual condena el precursor Masón Francisco de Miranda. Trasladado luego de 4 años al Castillo de Las Canaletas de Barcelona, cuando el pueblo logra que se de la Constitución Liberal de 1820 en esta ciudad, una de las primeras acciones que se realizaron fue la excarcelación de los prisioneros políticos, Rivadeneyra fue liberado. De regreso al Perú contribuyó con los dos libertadores a sentar las bases de una nueva nación, alcanzó el grado de general de división en nuestro ejército.

El apoyo que la Masonería brinda a la humanidad no ha terminado, por que aún hay tiranos en el mundo que combatir con las armas de la verdad y la justicia, todavía hay desvalidos que proteger y darles socorro; existirá siempre porque aún está librando la gran batalla de ayudar al hombre a LIBERARSE de sus vicios y de sus defectos.

Eric R. Mendoza Samillán




SAN JOSÉ

PUERTO SANTA ROSA DE LAMBAYEQUE EN 1821

Desde su fundación a la ciudad de Lambayeque llegaron a residir acaudalados terratenientes y grandes empresarios, el movimiento comercial en esta urbe desde el XVI no sólo ha sido agrícola y ganadero; se instalaron factorías que también exportaban sus productos a varios países y grandes casas comerciales que importaban diversos artículos tanto de América, Europa como de Asia.

La actividad portuaria se desarrollaba en la confluencia del río Lambayeque con el Océano Pacífico en el lugar denominado “Caleta de Lambayeque y su puerto era conocido como la “Rada de la boca del río Lambayeque”, lamentablemente no se contaba con la infraestructura portuaria, el embarque y desembarque se hacían en alta mar, las mercaderías eran depositadas en la playa y al aire libre; con este sistema de cabotaje se trabajó durante muchos años.

Los españoles tenían en mente cerrar algunos puertos que no tenían la habilitación como tales, en esta lista incluyeron a nuestra Rada; para poder lograr su objetivo de clausurarlos abrieron una investigación de posible fraude económico a los comerciantes que utilizaban estos puertos. Por razones políticas incluyeron a Juan Manuel Iturregui; los realistas sabían, sin poder comprobar de la actividad patriótica que desempeñaba, durante el proceso de investigación no le pudieron encontrar indicios vinculantes con estas actividades ilícitas, pero en la correspondencia oficial, a muchos de los investigados, se les tildaba de contrabandistas; la venida de Ejército Libertador distrajo la atención de los españoles, la investigación se truncó y las faenas en la Rada siguieron desarrollándose con toda normalidad.

Cuando San Martín tomó las riendas del país, se preocupó por dar una legislación para que las actividades que desarrollaban los peruanos se desempeñaran dentro de los parámetros legales y que, finalmente permitieran al país salir adelante; la base fundamental han sido y serán siempre los ingresos, por lo que era necesario que todos los comerciantes e industriales pagaran los tributos establecidos.

En la ciudad de Huaura el 12 de febrero de 1821, su gobierno emitió el “Reglamento Provisional”, en sus artículos 24 y 25 se encontraba la legislación referente a la actividad portuaria nacional y se determinaba que los puertos menores que podían seguir en actividad eran los de Paita, Pisco y Huacho, excluyendo y cerrando la “Rada de la boca del río Lambayeque” y el “Puerto de Pacasmayo”, este dispositivo buscaba dar, a este sector, puertos en donde a las embarcaciones en general se les pudiera ofrecer las mejores facilidades técnicas que había en esa época y así poder controlar la evasión tributaria.

Los lambayecanos se mostraron preocupados por esta exclusión, comerciantes, hacendados y muchas familias que dependían de estas actividades, protestaron porque se vieron afectados en sus ingresos, programaron una reunión para el día 22 de marzo de 1821, con el fin de redactar y elevar un memorial, en donde se solicitaría al Gobierno habilite la Rada aduciendo que ir a los puertos de Paita o al mayor de Huanchaco, encarecería no solo el producto alimenticio, sino también el resto de mercaderías que se fabricaban en la zona o la que tría del extranjero.

El documento que fue firmado por los vecinos y apoderados de los comerciantes de Lambayeque, manifestaba lo siguiente:
“Ella (Lambayeque) se comunica con Guayaquil y Panamá a cuyas plazas remite azúcar, cajas de dulce, colchas, sombreros y petates de paja, y hasta uvas de que carecen los guayaquileños, conducidas por los peruanos en unas balsas que navegan admirablemente a orilla de la costa.
A Lima provee de arroz, jabón, cordobanes y algunas manufacturas de algodón y paja; retornando de la costa del Norte: cacao, madera, pitas, cera, cocos y demás frutos de aquellos países.
Obstruido este comercio por la inhabilitación de dichos puertos, la provincia de Lambayeque sufriría un golpe mortal de que no es acreedora por sus grandes méritos patrióticos.
Recuerde V. E. que ella proclamó la independencia el 27 de diciembre, es decir un día antes que su capital Trujillo y para el sostén del Ejército Libertador y su armamento ja erogado con setenta mil pesos en efectivo, y lo que no es calculable en ropa, caballos, arroz, jabón y cordobanes, sin perdonar a los propios vecinos que en número de 500 hombres marcharon bajo el estandarte de la patria”.

El memorial fue tramitado y finalmente denegado por el Gobierno el 22 de enero de 1822, argumentando que podrían ir al puerto de Pacasmayo, que a la fecha ya había sido habilitado. Hay que considerar que era tiempos difíciles, el transporte se realizaba en carretas y en mulas, y por la guerra eran escasas ya que el ejército las confiscaba.

Es loable la constancia que tuvieron los lambayecanos, ya que en ningún momento dejaron de luchar por tener su propio puerto. Entre los años 22 y 23 trasladaron las faenas de embarque y desembarque del lugar conocido como la “Caleta de Lambayeque” a una playa conocida como “Santa Rosa”, su empeño fue finalmente premiado, ya que el Gobierno oficializó su funcionamiento, incluso le otorgó las respectivas rentas.

El 4 de enero de 1825 Teodoro Martínez, capitán del puerto de Santa Rosa de Lambayeque, solicitó a la superioridad que se le aumente el personal de resguardo a su cargo, con el fin de combatir el contrabando y el cuidado de los bultos. Al carecer este puerto de infraestructura portuaria, se requería también de la construcción de una oficina, bodega o un almacén en donde depositar la mercadería, y así evitar los robos o0 posible fraude. Luego de los informes respectivos tanto del Intendente de la provincia Manuel Urquijo, como del capitán del puerto, se le concedió la plaza al ciudadano Agustín Noriega.

El general Andrés de Santa Cruz emitió el 26 de setiembre de 1826, un Decreto habilitando el puerto Santa Rosa de Lambayeque, a la categoría de menor. Además creaba un colegio de Ciencias y Arte en la misma ciudad, teniendo como presupuesto la partida que se otorgaban a los arruinados conventos de saña. El Prefecto del departamento L. M. Orbegozo, dando cumplimiento a lo dispuesto en el Decreto antes señalado, el día 23 de octubre de 1826 se constituyó a este puerto y en ceremonia especial entregó la autógrafa que habilitaba a la categoría de menor; en su discurso expuso las ventajas que ofrecía a los comerciantes de la zona en la exportación e importación de mercaderías y que también se hacía a solicitud de los vecinos de la ciudad de Lambayeque, ya que esta habilitación permitiría dar ocupación a muchas más personas.

Al haberse habilitado el puerto a una categoría superior, el 20 de enero de 1827 se apertura la Agencia de aduanas de Lambayeque, nombrando como su primer administrador al ciudadano José Laca.

El prefecto del departamento José M. Lizarzaburu visitó Chiclayo a principios del año de 1839, la finalidad de su visita era la de empadronar a personas residentes o foráneas que no tenían un bien inmueble propio en donde vivir, y obsequiarles uno de los lotes que habían en un terreno baldío de propiedad del Estado ubicado en el lado Oeste de la ciudad, está era una modalidad que se utilizaba en aquellos años para incrementar el número de habitantes e iniciar un periodo de expansión urbana en las ciudades. Durante esta ceremonia de entrega de los lotes. Anunció que solicitaría a la superioridad, que el puerto Santa Rosa de Lambayeque sea elevado a la categoría de mayor, promesa que cumplió el día 6 de mayo de 1839, cuando presentó un informe favorable al Ministerio respectivo.

Ha sido una sorpresa encontrar dentro de los archivos oficiales, que el día 12 de mayo de 1842 por Decreto Supremo Nº 1242, se elevó al puerto San José a la categoría de mayor. Simplemente desapareció el nombre Santa Rosa y en su lugar apareció el de San José. El día 13 de abril de 1843 se apertura la Aduana del mismo puerto, quedando subordinada a la Tenencia de Lambayeque y Pacasmayo. Este puerto se fue poblando paulatinamente a través de los años y fue usado por los comerciantes de esta zona, hasta que entró en funcionamiento el de Eten. No hay que olvidar que ya existía la caleta Santa Rosa como anexo de Monsefú.

No ha sido posible determinar si los lambayecanos presentaron un expediente o una solicitud, con el fin de cambiar el nombre del puerto. Las informaciones oficiales encontradas hasta antes de 1842, sólo se refieren al puerto Santa Rosa de Lambayeque, pero a partir de esa fecha aparece el nombre de san José y con el titulo de mayor.

Esta sería la historia del puerto San José, ya que no he encontrado nada con referencia a este puerto hasta antes de 1842, ya el historiador Claude Collin Delavaud, en su obra titulada “Las regiones costeñas del Perú septentrional” publicado en el año 1984, con referencia a San José manifiesta que. “Su transformación en una caleta de pesca se remonta, como San Rosa, a la segunda mitad del siglo XIX”.

Esto fue un indicio para ampliar la investigación y se ha logrado ir más allá, encontrar que hay referencias de este puerto desde el año de 1825, queda por seguir investigando, ya que en historia no se puede decir que se ha dicho la última palabra.

 Eric Mendoza Samillán
Del libro “Lambayeque en el siglo XIX”


HISTORIA DE LA PROVINCIA DE CHICLAYO


Nació la ciudad de Chiclayo como consecuencia del programa de reducciones que implantaron los españoles. Decretadas las reducciones, los Caciques de los poblados de Cinto y Collique donaron una extensión de terreno ubicado en el lugar denominado Chiclaialaep, a los religiosos de la Orden de San Francisco en donde ya tenían construido una Iglesia y la casa en la que vivían. Ubicada en una llanura de terreno fértil, se encontraba a orillas de una gran acequia que la abastecía de agua Bajo el amparo de los sacerdotes franciscanos, creció este nuevo poblado, que años más tarde se llamaría Chiclayo.

Durante sus primeros años de existencia creció lentamente y no fue una ciudad importante, sus primeros habitantes fueron los de Collique que se ubicaron al sur de la Iglesia y los de Cinto que se posesionaron al norte

El historiador Augusto León Barandiarán, manifiesta que el establecimiento de Chiclayo como ciudad importante debe situarse entre los años de 1575 a 1578. El padre Luís Arroyo sin dar también una fecha exacta concluye que fue fundada antes de 1584. Jorge Zevallos en su libro “Historia de Chiclayo” nos da a conocer un documento del año 1559, donde el Márquez de Cañete otorga una cantidad de dinero para la obra misional en Chiclaiep. Por lo que se puede deducir que el establecimiento de Chiclayo como ciudad estaría antes de esa fecha.

En 1720 luego de la inundación y destrucción parcial de la ciudad de Saña algunas familias se trasladaron a residir a esta ciudad. En el año de 1,752 el Virrey Manso de Velásquez, creo el “Estanco Real del Tabaco”. Chiclayo, Pomalca, Pucalá, Calupe y Collud eran las zonas agrícolas que producían el tabaco “yunga”, variedad muy apreciada que no solo se vendía en el Perú sino que también se exportaba, por lo que Chiclayo se vio favorecida con la construcción y apertura de este establecimiento. Se desconoce la fecha exacta en que fue construido este emporio, sin embargo el cronista Rubiños y Andrade que estuvo por esta zona en 1782, en la nota Nº 6 de sus manuscritos, cuenta que durante su visita al pueblo de Chiclayo, observó esta factoría y la describe como una gran obra.

El 22 de junio de 1822 dando cumplimiento a un D. S. El señor Eustaquio Leguía administrador del emporio, presentó al Presidente del departamento, un inventario de cierre de sus actividades. Las medidas del terreno que ocupaban era de 292 mts. en el frente y 300 mts. de fondo, su área total era de 87,600 m2 un terreno bastante extenso, en su interior se levantaron imponentes edificios de amplios ambientes, al cerrar la fabrica, el local que se ubicaba en la calle San Sebastián sirvió como cuartel del ejército, luego fue cedido para la adecuación e implementación del “Hospital de las Mercedes.”

Por cosas del destino y la naturaleza en 1828 la ciudad de Lambayeque fue desbastada por las lluvias e inundación que le produjo su propio río, muchos pobladores y sus familias se trasladaron a vivir a este poblado, a partir de ese momento alcanzó cierta jerarquía como ciudad.

La acequia madre o de Chiclayo con los años fue cambiando de ubicación conforme crecía la ciudad, en un principio pasaba por donde es la calle Elías Aguirre, luego sufrió una series de desviaciones hasta el cruce de lo que es hoy las calles Pizarro con Jorge Chávez, el tramo que cruzaba la ciudad tomaba el nombre de “Las Lapas”, con el transcurrir del tiempo la acequia fue dividida en tres ramales tomando el nombre de “Cois”, “Pulen” y “Yortuque”.

Chiclayo comenzó a crecer como ciudad y a tener importancia de ser un lugar agradable de buenas tierras y buen clima.

Nació José Leonardo Ortiz, dentro de una familia bien acomodada, el día 13 de octubre de 1782, hijo de don Francisco Ortiz y de doña Juana Salcedo.
Este personaje lambayecano quedo huérfano de madre y luego de padre a temprana edad, no hay datos históricos sobre su infancia y juventud, en donde realizó sus estudios o si fue preparado particularmente. Algunos historiadores indican que sus estudios los realizó en el Convictorio de San Carlos, si bien es cierto por cosas de la vida quedo huérfano siendo niño y por su condición de hijo ilegitimo no habría podido estudiar en ese centro de estudios en donde se prepararon muchos ilustres peruanos, pero la historia refiere que su tío y apoderado Isidro Salcedo, podría haberle dado la oportunidad de recibir una buena educación. A determinada edad se hizo cargo de los bienes dejados por su padre y según los historiadores fue un buen comerciante.

El 31 de diciembre de 1820, el pueblo chiclayano siguiendo el ejemplo dado por la ciudad de Lambayeque, se reunió para declarar su independencia, fue en estas circunstancias que nuestro prócer jugo su primer rol de importancia, fue uno de los artífices de este trascendental acto, luego de la sesión solemne, fue nombrado y aclamado como el primer Gobernador republicano de esta ciudad.

Felipe Santiago Salaverry del Solar, nació en la ciudad de Lima el día 6 de mayo de 1806, sus primeros estudios los realizó en colegios particulares de esa ciudad, posteriormente ingresa a estudiar al Convictorio de San Carlos, no termino sus estudios por que su sangre guerrera lo llamaba y el destino le deparaba más de una sorpresa. Se presento al ejército del libertador San Martín en Huara, siendo admitido como cadete del batallón “Numancia”, Iniciando así una carrera militar que lo llevó a ocupar la más alta magistratura del País.

Luego de terminada la guerra con Colombia en 1828 y ratificada la paz, Agustín Gamarra y Mesías, fijó su cuartel General en Chiclayo. Aquí reunió la mayor parte del ejército, y empezó a movilizarlo para trasladarlos a sus lugares de origen. Fue en esta oportunidad que se conocieron y entablaron una gran amistad, dos cuadillos de la historia peruana: Felipe Santiago Salaverry y José Leonardo Ortiz.

El 14 de noviembre de 1833, en la ciudad de Trujillo, Felipe Santiago Salaverry se alza en armas en contra de Agustín Gamarra, usando como lema “Todo o nada, es la época de los muchachos”, recibe el apoyo de un grupo de militares que se declararon sus adeptos, logra reunir tropas de las guarniciones de esa localidad y de las cercanas, con el ejercito reunido y sin ningún contratiempo se apodero de la capital liberteña.

De Lima fue enviado el general Francisco Vidal a combatir la insurrección, entablándose una batalla cerca de la garita de Moche, donde Salaverry fue derrotado, logra fugar y se dirigió hacia esta ciudad, aquí recibió el apoyo incondicional de José Leonardo Ortiz, que lo alojo y refugio en su casa, días después prosiguió su viaje hacia Piura, en donde fue descubierto y apresado por el coronel Idelfonso Coloma, finalmente deportado a la ciudad de Guayaquil.

El 12 de febrero de 1834, Salaverry es amnistiado y regresa de su exilio, estando en el Perú es requerido y se presenta ante el Presidente Orbegoso, quien con mucha complacencia lo nombra su Ministro de Guerra. El día 28 de abril es ascendido al grado de general de brigada.

El día de 10 de enero de 1835 se produce un motín en la Fortaleza de la Independencia del Callao, Salaverry logra sofocar el levantamiento del sargento Pedro Becerra, por esta acción fue vitoreado por la tropa y por los vecinos del puerto, quienes lo aclamaron como Jefe Supremo. El general animado por la tropa y el pueblo se dirigió a Lima y depuso al Presidente Provisorio Manuel Salazar y Baquijano y se autoproclamo Presidente de la República.

El 14 de abril Salaverry llega a Paiján y es recibido por una delegación de chiclayanos presidida por Ortiz, quienes le presentaron su saludo y su apoyo incondicional, junto a esta delegación llegó otra de voluntarios para engrosar las filas de su ejército, además le hicieron entrega de ropa, víveres y mulas.

Luego ambos personajes tuvieron una reunión privada en la Ortiz le solicito la creación de la provincia en la cual la villa de Chiclayo debería ser la capital ya que por los méritos alcanzados en su historia a si le correspondía. El día 15 de abril Salaverry emite un D. S. mediante el cual Chiclayo es elevada a la categoría de ciudad, con el renombre de heroica.

El día 18 firma el D. S. que crea la PROVINCIA DE CHICLAYO, sobre la base de los distritos de Chiclayo, Picci, Reque, Monsefú, Eten, Pueblo Nuevo, Guadalupe, Jequetepeque, Chepen, San Pedro, Tonmoche, Cachen, Llama que se desmembraba de Chota y La Trinidad de Cajamarca, así mismo se nombra como primer subprefecto a don José Leonardo Ortiz

El subprefecto de la flamante provincia, encarga su despacho a Gervasio Arizola y parte a la ciudad de Lima, poniéndose al frente de 600 soldados civiles con el fin de apoyar a su caudillo. Con esta actitud valiente, Ortiz demostró que poseía una cualidad que solo la tienen los hombres con principios y que dan todo de si, por defender su ideal.

El 7 de febrero de 1,836 luego de la derrota que sufrió en la batalla de Socabaya, Salaverry es apresado y fusilado el 18 de febrero en la Plaza de Armas de Arequipa. Gracias a la intercesión del general Blas Cerdeña a sus oficiales Deusta, Osorio, Ortiz y Beltrán, se les conmutó la pena de muerte por la de destierro, siendo deportados a la ciudad de San Ignacio de Moxos en Bolivia.

Así termino la corta vida de este valeroso e intachable hombre, gran amigo de nuestro precursor, Salaverry fue “de temperamento impaciente, valor hasta la eternidad, de un espíritu lucido y de una voluntad insobornable”.

José Leonardo Ortiz que se había quedado junto a otros oficiales, al frente de un reducido número de tropas en el Castillo de la Independencia en el Callao, luego de la derrota fue apresado y desterrado a Iquitos. En Chiclayo los seguidores de Salaverry fueron identificados y muchos fueron los perseguidos, entre ellos se encontraba Sebastián Ortiz, hijo mayor de nuestro precursor que también abrazó esta causa

José Leonardo Ortiz que había sido deportado a Iquitos, emprende el regreso a su ciudad natal, lo hace bajando por Cajamarca, a los pocos días de llegar a esta ciudad es apresado nuevamente y llevado al pueblo del Santa, con la promesa de no intervenir en la política ni conspirar contra el gobierno de Santa Cruz.

El 7 de diciembre de 1837 el coronel Domingo Nieto Jefe Superior Militar de los Departamentos del Norte, informa al Ministro del Ramo que de acuerdo a las instrucciones recibidas, a partir de la fecha iba a dar libertad a varios de los ciudadanos que por motivos políticos y ser seguidores de Salaverry habían sido encarcelados, entre las personas liberadas estaba el coronel José Leonardo Ortiz.

José Leonardo Ortiz en 1840, es nombrado nuevamente subprefecto de Chiclayo, también Recaudador del Ramo de Contribuciones, además de restituírsele el cargo, se le devolvió sus propiedades y bienes que le habían sido confiscados.

El gobierno de Echenique se constituyó legalmente, pero lamentablemente cayó en corrupción, permitió que se cometieran diversos delitos de manera escandalosa, la deuda externa e interna creció. Domingo Elías un acaudalado comerciante que se había favorecido económicamente con la migración china y luego con la venta del guano, aspiraba llegar al poder de la nación y para lograr su objetivo, inició una campaña de desprestigio en contra de Echenique, convirtiéndose en el más adverso al régimen.

En casi todo el país se inicio un movimiento de protesta en contra del gobierno, a su falta de credibilidad y en apoyo a Domingo Elías, que venia a ser el primer civil que encabezaba una lucha contra un gobierno con tantas deficiencias, los focos revolucionarios era cada día mayor y los ciudadanos se volcaban a las calles. Chiclayo apoyó a Domingo Elías por haber sido un fiel amigo de Salaverry y como es lógico Ortiz se convirtió en su colaborador y representante de su movimiento en esta ciudad.

Chiclayo fue un bastión en el norte del Perú de la revolución que encabezaba Elías, hubo enfrentamiento entre el ejército y los chiclayanos, el pueblo sitio el cuartel del ejército produciéndose varios intentos de tomarlo, al final el ejército no pudo defenderlo y furtivamente lo abandono y se dirigió a la ciudad de Lambayeque, se dieron combates en Puerto Eten, Lambayeque y en el cerro de Eten, finalmente el ejército sometió a los insurrectos, y apresaron a los cabecillas.

José Leonardo Ortiz fue acusado de ser uno de los culpables de los desórdenes ocurridos en la ciudad y de haber instigado la toma del cuartel, fue detenido junto con otros chiclayanos y embarcados hacia Lima en el vapor “Rimac”. Muere estando en prisión, victima de la fiebre amarilla el 28 de febrero de 1854. Así termino la vida de este caudillo, que lamentablemente tuvo un triste final, pero que al morir, murió en su Ley. Los lambayecanos siempre lo recordaremos y será un ejemplo latente para todas las generaciones, de que siempre debemos mantenernos fieles a nuestros principios y a nuestras ideas.

La actitud visionaria de estos dos grandes hombres se esta cumpliendo, Chiclayo en el ámbito nacional es conocida como la “ciudad de la amistad”. La provincia tiene una extensión de 3,194 Km2, actualmente cuenta con 21 distritos. A través de los años se ha convertido en uno de los ejes del desarrollo económico y social de esta parte del país.

Chiclayo, ciudad, Chiclayo la provincia, hoy eres lo que esperaron tus hijos de ti, ser importante no solo en el norte, sino en el Perú.

 Eric Mendoza Samillán